Juan del Álamo cumplió con su primero; un precioso cárdeno marca de la casa Gallardo. Tardó en acoplarse el de Ciudad Rodrigo, pero con dos series por el pitón derecho se hizo con el tendido. Estocada desprendida y oreja. Con su segundo, que brindó al público, un toro agalgado, fuera de tipo, estuvo distante. Media atravesada tras pinchazo y silencio.

Juan de Castilla tiene una proyección enorme, pisa terrenos del toro y muletea con cadencia y gusto. Ojalá no se malogre. Dos verónicas en la brega del segundo de la tarde pregonaron la calidad del toro.

De rodillas inicio la faena de muleta, que fue subiendo enteros con dos series de naturales largos y templados. Pinchazo y estocada, oreja.

El quinto, fuera de tipo, era un torazo que precisó de todo el oficio del colombiano para someterlo a media altura por el pitón izquierdo. Oreja a pesar de que la estocada se fue baja. Salió a hombros por la puerta grande, siendo el triunfador de la tarde.
J. Enrique Colombo disfrutó del mejor lote. Desprendido en los encuentros, también en los de banderillas, solo logró una leve petición del tendido, tras la muerte del tercero.

Sobresalió Israel de Pedro toreando en el primer tercio, con dos varas muy aplaudidas.

El sexto y sobrero volvieron a los corrales acusando el encierro. El Ayuntamiento, (que es empresa), regaló un segundo sobrero. Aviador se llamaba y tuvo con movilidad y fijeza.

El venezolano doblegó a base de movimientos atléticos, muy alejados de la ortodoxia y del toro, al que mató de una estocada caída espectacular que le valió una oreja.

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