En estos tiempos de añoranzas, le viene a uno a la mente la canción 'La Feria', del mítico grupo almeriense Los Puntos, algo así como la canción del verano del año 1975, y que se convierte en rabiosa actualidad, aunque haya pasado mucho tiempo. Ellos cantaban, con sus pantalones de campana y sus melenas, "En el pueblo hay algo especial, todo el mundo parece llegar. Es la fiesta que va a comenzar... Señor cura, le esperamos ya con el santo para desfilar.

Pues eso mismo, el cura esperaba en la iglesia la llegada del cortejo festivo, con el alcalde y la corporación a la cabeza, la Guardia Civil y los mayordomos de San Roque para esta ocasión, los hermanos Álvarez Martín -Pepe, Arantxa, Paco, Tere, José Luis, Juan y Dani-. Ellos portarían las andas y llevarían las varas, los cirios y la manga de la cruz. Con el sonido de la gaita y el tamboril de Ángel Rufino 'El Mariquelo', con un sol radiante, cuando revolotean las golondrinas y los vencejos en el campanario y el pueblo huele a hierbabuena, tomillo, laurel, rosas y romero -Evaristo Conde y José Luis Constante siguen con la tradición de perfumar sus calles- sale la procesión presidida por el cura que viste dorada capa pluvial, los mayordomos y sus varas, los hombres turnándose para portar las andas con San Roque y las mujeres cantando porque es la Fiesta Mayor de la aldea. Villarino está de fiesta, pero una fiesta cargada de sentimiento, devoción, recuerdos de los amigos y familiares, de penitencia por el que sufre y mucha emoción. San Roque y su festividad tienen ese duende tan especial que hasta una procesión se convierte en sentimiento a flor de piel.

El paso de la procesión por las calles del pueblo retrotrae en muchos rincones al pasado más lejano de escasez y confines cerrados. Balcones y balconadas que lucen mantones y colchas, tiestos que cuelgan como racimos de colores en paredes y ventanas, higueras y rosales que adornan los torales, construcciones de piedra y puertas cuarterones en las que se ha detenido el tiempo, mientras que asciende el aroma de la hierbabuena que se esparce por las calles junto al tomillo y los pétalos de rosa. En Villarino es un Santo, pero también se podría cantar aquello de “Barre la calle,/ Que va a pasar por ella./ Salada y olé/ Cuerpo salado déjate querer,/ Que va a pasar por ella/ Cristo y su Madre ay , ay ay,”. Es el estribillo del ‘Bolero de Algodre’.

Llegados a la plaza, las pocas mujeres que quedan y que sepan bailar con sus trajes de riberina, le ofrecen al santo una jota, antaño el cordón y los paleos -añoranzas de los tiempos idos-. Ya el santo patrón en la iglesia, a la espera de su traslado a la ermita del mismo nombre en el camposanto, el alcalde, Julián Martín, da la orden para que comience el convite. Algunos descendientes del pueblo preguntaban, como los antaño vecinos y nietos del tío Luis del Bosque y la tía Margarita, si el convite se debía a algo. Y, claro que sí. En los archivos municipales se recoge que los mayordomos invitaban a vino y al convite en día del patrón. Y a falta de ello, el testigo lo ha cogido el Ayuntamiento.

Y ya para acabar la jornada, nada menos que la orquesta Pikante en la plaza Mayor a partir de las 00.30 horas. Y, para terminar, como la canción de Los Puntos: "Este año será el mejor, si Dios quiere y el santo patrón", ay!

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