Comienza la cuenta atrás para las próximas elecciones autonómicas de Castilla y León. Todos los partidos de la Comunidad han comenzado a engrasar su maquinaria con la vista puesta en marzo de 2026, en el que, previsiblemente, tendrán lugar unos comicios determinantes que podrían inaugurar el ciclo político en España, salvo que el Partido Popular opte por activar el 'superdomingo' electoral.
Las formaciones políticas, especialmente las que cuentan con mayores opciones de lograr representación en las Cortes autonómicas, han comenzado a perfilar sus estrategias, a elaborar los borradores de sus programas y a proclamar oficialmente a sus candidatos, el último de ellos el cabeza de lista del PSOE de Castilla y León, el soriano Carlos Martínez.
Los partidos son conscientes de que les espera por delante una ardua precampaña y han puesto toda la carne en el asador con el objetivo de estar preparados para recorrer las nueve provincias de la Comunidad, la más extensa de España. Pero en el centro de las miradas de todos ellos se encuentra una circunscripción que podría ser decisiva en los comicios de marzo: la de León.
Una circunscripción decisiva
La provincia leonesa ha sido protagonista durante los últimos meses por haber sufrido la parte más devastadora de los terribles fuegos que asolaron la Comunidad este verano, dejando más de 180.000 hectáreas arrasadas y acabando con tres vidas humanas, una cuestión que, a buen seguro, estará muy presente durante la precampaña y la campaña.
Los más importantes partidos de la oposición en ese territorio, el PSOE y la Unión del Pueblo Leonés (UPL), aprovecharán esa situación para cargar contra la gestión de los fuegos del Gobierno autonómico del PP, partido representado en la provincia por el cuestionado consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, como presidente de la gestora de la formación.
Los socialistas tratarán de situarse como adalides de la defensa de los derechos laborales de los bomberos forestales y de un operativo público pero, a su vez, tendrán que lidiar con la eterna guerra cainita que padece el PSOE de León, protagonizada por su secretario general provincial, Javier Alfonso Cendón y por el alcalde de la capital leonesa, José Antonio Diez.
La UPL, por su parte, tratará de aprovechar el auge del leonesismo durante los últimos seis años y la situación generada tras los incendios para lanzar el mensaje de que tan solo con una autonomía leonesa separada de Castilla podrán solucionarse los problemas de la provincia, con el objetivo de lograr grupo propio. Mientras tanto, Podemos también se ha subido al carro leonesista.
La de León es la segunda circunscripción que más escaños reparte a las Cortes de Castilla y León, con 13 representantes en total, superada solo por Valladolid, con 15. En las últimas elecciones autonómicas, en febrero de 2022, el PP obtuvo cuatro procuradores en ese territorio, al igual que el PSOE, mientras que la Unión del Pueblo Leonés (UPL) logró tres y Vox irrumpió con dos.
Los populares tratarán de mantener su liderazgo a pesar de las críticas a su gestión de los incendios y de resistir al asedio del PSOE, consciente de la oportunidad de aumentar su representación, y de UPL, que tratará de alcanzar los cinco procuradores que les permitan conseguir grupo propio y de convertirse en primera fuerza por primera vez en la historia.
Una fuerte identidad
La provincia de León tenía, y tiene, una fuerte identidad histórica y esto provocó que gran parte de su población rechazase unirse a Castilla y León cuando se conformó la comunidad autónoma, en 1983.
Tras aprobarse el Estatuto, en junio de ese año, el Grupo de Alianza Popular en el Senado presentó un recurso de inconstitucionalidad sobre la incorporación de León a la Comunidad, aunque en septiembre de 1984 el Tribunal Constitucional se pronunció a favor de la incorporación.
El texto del Estatuto terminó siendo aprobado después de meses de duras negociaciones entre la Unión de Centro Democrático (UCD) y el PSOE, los dos partidos con mayor apoyo en ese momento a nivel nacional, en junio de 1981.
Pero la tramitación parlamentaria de la nueva norma tendría que esperar, ya que, a ese cúmulo de complicaciones por la heterogeneidad identitaria de la nueva Comunidad, se terminaría sumando la convocatoria de elecciones generales anticipadas para el mes de octubre de 1982.
Finalmente, el 22 de febrero de 1983, ya con el socialista Felipe González en la Moncloa, el Congreso de los Diputados aprobó el Estatuto de Autonomía de Castilla y León –el último que se aprobaría en España– con 208 votos a favor, 100 abstenciones, cuatro votos negativos y dos nulos.
De este modo, quedaría consagrado el nacimiento de Castilla y León como comunidad autónoma heredera de esas dos regiones históricas: Castilla la Vieja y la Región Leonesa.
El Estatuto de Castilla y León, aprobado el 22 de febrero de 1983, no hace mención alguna a cuál es la capital de la región, ni tampoco hace referencia al lugar en el que deben ubicarse las principales instituciones de la Junta. Esta última cuestión se encuentra regulada en la Ley de Sedes, aprobada cuatro años después, en 1987.
Con esa norma, impulsada bajo el Gobierno de José María Aznar en la Junta, se decretó que el Castillo de Fuensaldaña se convirtiera oficialmente, aunque ya lo era provisionalmente desde 1983, en la sede de las Cortes de Castilla y León, una condición que albergó hasta la inauguración de la actual sede en la capital, en 2007.
También se ubicarían en Valladolid la Presidencia de la Junta y las consejerías de la misma. Con todo, otras instituciones se ubicaron en otras provincias. El Tribunal Superior de Justicia en Burgos, el Tribunal de Cuentas en Palencia, el Consejo Consultivo en Zamora y el Procurador del Común en León.
La aprobación de esta Ley de Sedes no trajo consigo ningún cambio con respecto a la capitalidad de la región, que seguiría vacante, aunque sí que produjo una centralización de facto en torno a la ciudad de Valladolid.
Esta no terminó de convencer a las provincias periféricas, especialmente al leonesismo, que vivió su primer momento de auge durante la década de los 90, en respuesta a lo que este movimiento consideraba un proceso de centralización cada vez mayor de la Comunidad.
Con los años, el suflé leonesista se desinflaría pero en los albores de la actual década la reivindicación de la autonomía leonesa se impulsaría con más fuerza que nunca.
El auge del leonesismo
El movimiento leonesista vive un momento de auge desde 2019, con la aprobación de decenas de mociones en ayuntamientos y en la Diputación, cada vez más apoyo electoral y grandes movilizaciones en favor de la autonomía de la Región Leonesa −compuesta por las provincias de León, Zamora y Salamanca− y los incendios podrían terminar de impulsar a esta corriente política.
El hecho de que León y Zamora hayan sido las provincias más afectadas por los devastadores fuegos de este verano ha reforzado el argumento de UPL de que la Región Leonesa es el territorio de la Comunidad más abandonado por el Gobierno autonómico y que la configuración de una autonomía leonesa mejoraría su situación.
Es previsible que los leonesistas no se limiten a centrar su campaña en las críticas a la gestión de los fuegos por parte de la Junta y que también hagan hincapié en los, a su juicio, endémicos problemas de los que adolece la provincia, como la despoblación y la desindustrialización, y que achacan a un abandono por parte del Gobierno autonómico.
En este contexto, la formación leonesista, que ya logró su mejor resultado en 23 años en 2022, con tres procuradores, aspira a lograr cuatro o cinco representantes, al calor del descontento, y a convertirse en la primera fuerza política de la provincia de León por primera vez en la historia en los siguientes comicios autonómicos, con la vista puesta en conseguir grupo parlamentario propio.
La oportunidad del PSOE
El PSOE es la otra gran fuerza política que centrará su campaña en León en las críticas a la gerencia de los fuegos de este verano por parte de la Junta con el objetivo de convertirse en el partido más votado en ese territorio y aumentar su representación para impulsar a Carlos Martínez a la Presidencia de la Junta.
Los socialistas acaban de culminar un traumático proceso de transición, tras la guerra abierta entre el PSOE de Castilla y León y Ferraz a principios de año que finalizó con la salida en el mes de febrero de un debilitado Luis Tudanca y la coronación del alcalde de Soria desde 2007, Carlos Martínez, como nuevo dirigente del partido.
La formación, no obstante, mantuvo una compleja bicefalia hasta finales del mes de abril, cuando Tudanca por fin fue sustituido como portavoz en la Cámara por la vallisoletana Patricia Gómez Urbán, para ser recolocado en el Senado.
El liderazgo de Martínez no se encuentra suficientemente asentado, ante su ausencia en el día a día del Parlamento autonómico, ya que no es procurador, y ha tenido que gestionar duras crisis como la de la supresión de paradas de AVE por parte de Renfe y dar la cara ante el estallido del 'caso Cerdán' y el resto de escándalos que han acorralado al PSOE y al Gobierno.
Antes de la crisis de los incendios, las perspectivas electorales de los socialistas no eran demasiado halagüeñas y las encuestas vaticinaban un retroceso en su número de procuradores pasando de los 28 actuales, que ya supusieron una decepción en 2022, a unos 24-25 representantes, del todo insuficientes para optar a recuperar el bastón de mando de la Junta 38 años después.
La cuestionada gestión de los incendios de la Junta ha permitido al PSOECyL recuperar protagonismo y soñar con desbancar al PP pero en la provincia de León cuentan con un hándicap que podría jugar en su contra: la eterna guerra cainita entre el secretario provincial de la formación, Javier Alfonso Cendón, y el alcalde de la capital leonesa, José Antonio Diez.
Una guerra cainita
Las tensiones entre Cendón y Diez son ya antiguas y su más inmediato precedente se encuentra en la intentona del secretario provincial de desbancar al alcalde de León de la dirección de la Agrupación Local en mayo de 2022.
En aquella ocasión, Cendón impulsó la candidatura de Pilar Carnero para tratar que el incómodo Diez −verso suelto y conocido por su defensa a ultranza de la autonomía leonesa− se viese obligado a marcharse, pero el incombustible alcalde ganó al aparato del partido con todo en contra y se vio reforzado.
Desde aquel momento, se mantuvo una guerra fría entre el dirigente provincial y el alcalde leonés que se reactivó tras el conflicto entre la dirección del PSOECyL y Ferraz después del intento del entonces líder del partido a nivel autonómico, Luis Tudanca, de adelantar las primarias autonómicas a noviembre de 2024 para presentarse sin rivales.
En aquella guerra abierta, en la que Tudanca vertió duras acusaciones contra la dirección federal, Cendón, diputado y hombre de toda confianza del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, se puso del lado de Ferraz y Diez optó por apoyar a Tudanca y denunciar las "intromisiones" de Madrid.
El alcalde de León salió perdedor de su apuesta y el secretario provincial fue uno de los principales urdidores, junto al PSOE de Valladolid, del ascenso del soriano Carlos Martínez como sustituto de Tudanca.
Tras ello, en el Congreso Autonómico del 22 y 23 de febrero que entronizó al también alcalde de Soria, Diez sufrió otro duro varapalo cuando no fue admitida una enmienda que pedía una consulta de la autonomía leonesa, de la que uno de los impulsores fue, precisamente, Moreno, y admitió su "decepción" con el cónclave.
Inmediatamente después, ante la cercanía del inicio de la campaña para las primarias provinciales, pidió que alguien diera el paso para disputar el liderazgo a Cendón y el procurador Diego Moreno recogió el guante, denunciando "presiones más allá de los límites" a la hora de recoger los avales, que el dirigente provincial negó en todo momento.
Además, un grupo de militantes del PSOE de León denunciaron la disolución "antidemocrática" por parte de Cendón de las agrupaciones de Riaño-Picos de Europa y Crémenes, que habían avalado a Moreno, con el objetivo, a su juicio, de impedirles votar en las primarias de este domingo.
Finalmente, Cendón se impuso en aquellas primarias pero las heridas internas en el seno del partido siguen muy abiertas y podrían afectar a sus perspectivas electorales.
La losa de los incendios
La gestión de los incendios por parte del Gobierno autonómico podría afectar de forma grave a las perspectivas electorales del PP de cara a las elecciones autonómicas de marzo de 2026, especialmente, en las provincias más afectadas por los fuegos de este mes de agosto: León, Zamora y Palencia.
En la provincia leonesa, se da la circunstancia de que el desaparecido y cuestionado consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, preside la gestora del PP de León tras la renuncia de la expresidenta de la formación Ester Muñoz después de convertirse en portavoz del partido en el Congreso de los Diputados, el pasado mes de julio.
El descontento con la gestión autonómica de los fuegos en la provincia de León −en la que fallecieron los voluntarios Abel Ramos y Jaime Aparicio y el bombero Nacho Rumbao−, junto al hecho de que la cara visible del PP de León en la actualidad sea el cuestionado Suárez-Quiñones, podría favorecer un retroceso de la representación de los populares en ese territorio.
Pero Mañueco ha movido ficha y se ha puesto al frente de la reconstrucción tras los fuegos con el objetivo de tratar de reconducir la situación, impulsar medidas convincentes y garantizar que las ayudas llegan, además de tratar de convencer a los castellanos y leoneses de que hizo todo lo posible para contener los fuegos de este verano, en una situación meteorológica excepcional.
Además, el dirigente popular podría verse favorecido si finalmente el PP activase el 'superdomingo' electoral, haciendo coincidir los comicios de Castilla y León con las elecciones autonómicas de Extremadura, Aragón, Baleares y Andalucía, en lo que se convertiría en un plebiscito sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Por otro lado, la guerra interna y las divisiones en el PSOE de León y el hecho de que los socialistas tengan que lidiar con los escándalos del partido y del Gobierno a nivel nacional serían otros factores que podrían inclinar la balanza en beneficio de los populares en los comicios de marzo en la decisiva circunscripción leonesa.
Un territorio que estará en el centro de las miradas de todos los partidos durante la precampaña y la campaña y que podría ser clave para determinar quién ostenta la Presidencia de la Junta tras las elecciones autonómicas de marzo de 2026.
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