El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, en una imagen de archivo.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, en una imagen de archivo. ICAL

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Feijóo marca distancias con Mañueco y apuesta por evitar a Vox tras las generales

El líder popular ha asegurado que una coalición con los de Abascal sería "mala para el país" mientras el presidente de la Junta mantiene un idilio con sus socios de Gobierno

10 enero, 2023 12:28

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El Gobierno de coalición de Castilla y León, conformado por PP y Vox desde marzo del año pasado, ha sido un elemento incómodo para el presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, desde que llegó al cargo ese mismo mes, y ese malestar se ha ido acrecentando con el paso de los meses. La entrada en el año 2023 y la cercanía de las elecciones municipales de mayo y las generales de diciembre, que Feijóo pretende afrontar con una imagen de centralidad y moderación, han propiciado que el alejamiento entre el líder popular y el presidente de la Junta sea cada vez mayor.

A inicios de esta semana, el presidente del PP mostraba su intención de gobernar en solitario tras las elecciones generales y aseguraba que una coalición con Vox sería "mala para el país". "Si la puedo evitar, la evitaré", insistía Feijóo. Una forma poco velada de descalificar el pacto que su propio partido mantiene con la formación de Santiago Abascal en Castilla y León y que se contradice con las declaraciones de los dirigentes populares de la Comunidad, que siempre han calificado las relaciones con Vox como "fluidas" y han asegurado que el Ejecutivo regional de coalición es "útil y eficaz".

El reciente nombramiento de los 'sorayistas' Íñigo de la Serna y Borja Sémper para coordinar la campaña municipal y autonómica, dos perfiles que se alejaron de la primera línea de la política por su descontento con el acercamiento del PP a Vox, solo hace que demostrar que Feijóo pretende afrontar este año electoral mirándose en el espejo de gobiernos autonómicos como el de Juan Manuel Moreno en Andalucía y a la mayor distancia posible del Ejecutivo de Castilla y León.

Feijóo: un historial alejado de Vox

Feijóo llegó al liderazgo popular en marzo de 2022, tras la cruenta guerra interna que se cobró la cabeza de Pablo Casado, y desde un inicio apostó por un giro al centro en el partido, avalado por su trayectoria de 13 años al frente de la Xunta de Galicia, desde el año 2009. El nuevo dirigente del PP apostó por mantener "a raya" a Vox desde su irrupción y a principios de 2019 cargó rotundamente contra ellos. "Aquí somos gallegos y somos españoles. No necesitamos ni el carné de gallegos que reparten los nacionalistas ni el carné de españoles que reparte Vox", aseguraba.

Durante la campaña de los comicios autonómicos de Galicia, en el mes de junio de 2020, Feijóo descartó cualquier opción de pacto con Vox en el caso de que lograsen representación, algo que finalmente no ocurrió. "No es posible ese pacto. No tengo ningún interés ni ningún compromiso de pactar con Vox", afirmaba rotundo, añadiendo además que la formación de Abascal hablaba "en contra de Galicia". Además, criticó su oposición al estado de las autonomías, contraponiendo el carácter regionalista gallego de su acción política con la línea centralista del partido de Abascal, que apuesta por acabar con las comunidades autónomas.

El año siguiente, en mayo de 2021, Feijóo ya pedía, pocos meses de acceder al cargo, "un cambio de ciclo" en el PP y apostar por un "proyecto más europeo", añadiendo, además, que Vox no solucionaría "ningún problema" en España. En esa misma internvención, se puso la medalla de haber logrado que Vox no tuviera ningún representante en el Parlamento de Galicia y aseguraba que la "responsabilidad" del PP de Galicia debía ser "el modelo" para el resto de España.

Con todo, tras las elecciones autonómicas de Castilla y León, el 13 de febrero de 2022, y su abrupta llegada al mando popular, a pesar de su preferencia por una abstención del PSOE que permitiera gobernar a Mañueco en solitario, terminó dando vía libre al presidente de la Junta para negociar "sin tutelas" en su intención de "descentralizar" al PP. Algo que desembocó el 10 de marzo en un acuerdo que daba forma al primer Gobierno del que formaba parte Vox en su historia.

El modelo andaluz

A pesar de haber tolerado el pacto en parte por la aritmética parlamentaria y en parte por su poca capacidad de reacción, al haber llegado al cargo cuando las negociaciones ya estaban en marchael nuevo Gobierno de Castilla y León, liderado por su partido, nunca fue del gusto del dirigente gallego. Buena prueba de ello fue su ausencia en la toma de posesión de Mañueco, el día 19 de abril, a la que si asistieron la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso −entusiasta partidaria de los acuerdos con Vox− y el propio Santiago Abascal, en una imagen especialmente simbólica.

Ese mismo mes, Feijóo configuró la nueva cúpula popular y castigó a Mañueco y a Ayuso relegando a un segundo plano al PP de Castilla y León y al de la Comunidad de Madrid en la nueva Ejecutiva, dando más protagonismo a los populares gallegos y a los andaluces. El Gobierno andaluz, junto con el gallego que presidió durante 13 años, ha sido el espejo en el que ha querido fijarse Feijóo desde que accedió al cargo y, especialmente, tras la mayoría absoluta que logró Juan Manuel Moreno en las elecciones autonómicas de junio.

Tras aquellos comicios, Feijóo reivindicó la victoria de Moreno como "un triunfo de la centralidad" y destacó que el presidente andaluz no tendría "hipotecas ni condicionantes", en un nuevo dardo a Mañueco. 

Apuesta por la "moderación" y nuevos nombramientos

El dirigente popular afronta las elecciones municipales de este año, y también las generales de diciembre, con la intención de presentarse como un dirigente moderado, de centro y capaz de llegar a grandes acuerdos, priorizando los pactos con el PSOE antes que con Vox. Además, consciente del descontento de una parte del electorado socialista con Pedro Sánchez, sabe que solo con esa fórmula será capaz de sumar a sus votantes más centristas y así obtener una amplia mayoría que le permita gobernar "sin hipotecas".

Algunos gestos de los últimos días constatan esta tendencia. El pasado fin de semana se anunció el nombramiento del exministro de Fomento (2016-2018) Íñigo de la Serna como coordinador de programa para los comicios municipales y autonómicos. Se trata de un perfil moderado, muy cercano a la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y que dejó la primera línea de la política tras el giro a la derecha de Pablo Casado después de acceder a la presidencia del PP en julio de 2018.

Lo mismo sucede en el caso del nuevo portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, que dejó la política por el acercamiento del PP a Vox en la primera etapa de Pablo Casado y que regresa a la primera línea para revestir de una imagen moderada a los populares de cara a las citas electorales que se aproximan. Sémper llegó a afirmar que Vox es un partido "diametralmente opuesto" al PP y les acusó de defender políticas "populistas y esencialistas". Feijóo se aleja, pues, cada vez más de una coalición de Gobierno de Castilla y León que es cada vez más incómoda para sus intereses en el frenético año electoral que se avecina.