Sánchez, con la camiseta de Radio 3 y en el estudio de la emisora musical de RNE.
El ridículo no conviene hacerlo a ninguna edad
A Pedro Sánchez le caen tan lejos los jóvenes como el socialismo. Por eso este populismo ideológico que consiste en vestirse de lo que haga falta para seguir donde está.
Ver a un presidente vestirse de joven para intentar darle la vuelta a las encuestas –que apuntan que el voto joven se le escapa para irse a la derecha– es un cambio de chaqueta en toda regla. Y fue Pedro a la radio con pintas de moderno, como disfrazado de movido madrileño. Como si la noche y la legislatura le hubiesen pasado por encima.
Nunca he entendido por qué el político español es como Mortadelo, un tipo con un disfraz para cada ocasión. Se les pone acento andaluz a casi todos en cuanto pasan Despeñaperros y cada uno tiene un tío abuelo que emigró a Cataluña y por eso, sólo por eso, entienden que el nacionalismo está mal. El político español no es él mismo ni cuando se queda a solas, tiene algo de personaje de cómic porque más que dibujante Ibáñez resultó un cartógrafo del tuétano patrio, que es lo que duele y por eso conviene tomarlo con humor. Pero a Sánchez se le ha ido de las manos esto de que la realidad se asemeje a la ficción. Disfrazarse el lunes de presidente y el martes de moderno, al borde de la pitopausia, sólo demuestra que esta legislatura no va a ningún lado. Hay cosas que un tipo a los cincuenta y tres años no debe hacer, pero el ridículo no conviene hacerlo a ninguna edad.
Lo escandaloso no es que el presidente se vista de adolescente, sino esta frialdad con la que se intenta tomar al votante por idiota con el convencimiento de que tal vez lo sea. Y el españolito deja que lo traten como tal.
Vestirse de joven como si entendieras sus problemas no debería distraer de que los jóvenes a este gobierno le son indiferentes porque no son clase media a los que pueda exprimir un poco más. Por eso a lo sumo les da un bono cultural como quien da la propina en Navidad. Y anuncia vivienda pública que nunca construirá y trabajos para dejar de ser el país con más paro juvenil de la Unión Europea como si los empleos crecieran de los árboles mientras se persigue al empresario, al autónomo y a todo el que no trabaje para la administración porque es la única forma que conocen de atar el voto un poco más.
A Pedro Sánchez le caen tan lejos los jóvenes como el socialismo. Por eso este populismo ideológico que consiste en vestirse de lo que haga falta para seguir donde está.