Seguro que algunos de los que leen estas páginas han jugado alguna vez con sus amigos al “por cuánto”, mientras se toman una copa. Y se han preguntado entre risas que cuál sería su precio por hacer cosas que irían en contra de su propia voluntad, como acostarse con un determinado personaje público que cause rechazo, comerse una caca de perro o cualquier otro disparate.

Esa filosofía (y un poco la de El juego de tu vida) es la que ha tomado Sálvame para su nueva sección, el concurso Quiero dinero, en el que los colaboradores pueden ganar hasta 5.000 euros si hacen cosas que no llevarían a cabo de buena gana.

La primera en pasar por el arco ha sido Chelo García-Cortés, en una doble entrega. Para meter dinero en la saca ha tenido que limpiar un retrete de caballeros, leer conversaciones privadas de WhatsApp o hablar de la intimidad de sus compañeros.

Chelo se siente un tributo de 'Los juegos del hambre'

Ella se justifica diciendo que se ha comprometido con el programa en hacer las pruebas, está remando a favor de obra, como se suele decir. Chelo se siente un tributo de Los juegos del hambre, que acepta la regla de matar al de al lado si con ello es la última persona de quedar en pie mientras las cámaras emiten todo en directo. 

Con Quiero dinero, las distopías de Black Mirror están más cerca que nunca. En un famoso episodio de la serie llamado Quince millones de méritos, en un futuro indeterminado las personas con sobrepeso son despreciadas y sirven como participantes en programas de televisión donde se les humilla.

"Nos hacéis salir al escenario, cantamos, bailamos y damos tumbos y vosotros lo que véis aquí no son personas, véis carnaza. Y cuánto más falsa es, más os gusta porque la carnaza falsa es ya lo único que funciona. Bueno, y el dolor real y la maldad. Empala a un tío gordo y nos partiremos de risa", dice uno de los concursantes mientras amenaza con cortarse el cuello en directo.

Un show cruel e innecesario

No se quedan ahí las semejanzas de Quiero dinero con la serie de Charlie Brooker. En otro capítulo titulado El himno nacional, el Primer Ministro mantiene relaciones sexuales con un cerdo por televisión para lograr que se libere a un rehén secuestrado, a pesar de que es la última cosa que querría en el mundo.

En este concursito, Chelo dinamita su propia dignidad por 5.000 euros. Llora delante de la cámara porque está haciendo cosas que no quiere, asegura que se da pena de sí misma y que está viviendo un show que califica de “cruel” y de “innecesario”. Siente la misma repugnancia que el político de Black Mirror al tirarse un gorrino, pero piensa que, como en la serie, no puede hacer otra cosa que llegar hasta el final.

Chelo se da tanta pena de sí misma como el Primer Ministro que se tiró a un cerdo en 'Black Mirror'

Hasta ha tenido que responder si desea la muerte de su propio hermano, tema que jamás ha tratado ella en televisión y que pertenecía, hasta ese momento, a su más estricta intimidad. Del mismo modo, ha quemado una foto de su amiga Isabel Pantoja, quien es muy supersticiosa y se sabe de antemano que no se lo tomará bien.

Chelo ha desnudado su alma y también su cuerpo: enseñó su ropa interior en la primera entrega por alcanzar el escalón de los 1.500 euros. Nos lo está enseñando todo, aunque no le apetezca.

Por si fuese poco esta exhibición, Chelo tiene que torear con los ataques de sus compañeros, que le dicen que está haciendo cerdadas, o que jamás los veremos cruzar los límites que está pasando la periodista catalana. Al fin y al cabo, dar un poco más de caña en Sálvame siempre está permitido.

Pegar a un miembro de tu familia por dinero

En los años 90, El gran juego de la oca tuvo en cierta ocasión una prueba muy controvertida: un concursante debía pegar a su propia madre en el culo para ganar el dinero que se había jugado. El reto se superaría si le daba azotes tan fuertes que un marcador situado a su lado llegaba a un determinado nivel.

El presentador, Pepe Navarro, jaleaba al concursante, al igual que todo el público, a que pegase más a su madre. “Más fuerte, sufra usted, señora”, animaba el comunicador, como parte del espectáculo. Al final, el participante le pegó tanto a su madre que logró acumular más de un millón de pesetas, 6.000 euros al cambio actual. Un dinero con el que Pepe Navarro le dijo a la señora que podría “comprar bálsamos y polvos de talco para calmar el dolor”.

En cierto modo, lo de Quiero dinero no es tan diferente a esta prueba de la Oca. Chelo, o el colaborador que corresponda en el futuro, tendrá que azotar a los suyos, tan fuerte como pueda, con tal de acumular dinero. Una vez lo ganen, ya si eso, comprará bálsamos para que el dolor sea más llevadero, si es que las heridas que deje este particular concurso. ¿Perdonará Pantoja que su amiga haya quemado su foto en directo a cambio de unos polvos de talco?