“El Festival de la Canción de Eurovisión no es un evento político”, defendía la Unión Europea de Radiodifusión en agosto de 2017 después de que Ucrania vetara la participación de la cantante Yulia Samoylova en la edición de aquel año por haber participado en un concierto a favor de la anexión de Crimea a Rusia.

Entonces, la Unión Europea de Radiodifusión decidía endurecer sus normas para evitar nuevos vetos entre países. ”Todas las cadenas deben asegurarse que no se mencione directa ni indirectamente a determinadas organizaciones, instituciones, partidos políticos u otros, compañías, marcas, productos y servicios”, explicaba.

No quiero convertir mi participación en promoción de nuestros políticos, ha dicho Maruv

En ese sentido se explicaba que aquel país que incumpliera esta norma serían “descalificados del concurso”. También la selección de candidato sería supervisado con lupa y se instaba a los países a “no seleccionar a un participante o miembro de la delegación que debido a su vida pasada lleve a las autoridades del país anfitrión a vetar su entrada al país a causa de las leyes nacionales”.

Por último, y en cuanto al jurado que debe otorgar parte de los votos en el Festival de Eurovisión, recalcaba que deben de “usar sus habilidades profesionales y experiencia durante la valoraciones, dejando de lado criterios como la nacionalidad, el género o las preferencias personales”.

Sin embargo, de nada han servido estas normas ya que Ucrania ha decidido vetar la participación en Tel Aviv de la ganadora de su preselección, Maruv, por haber realizado giras en Rusia, país con el que Ucrania mantiene un conflicto por la región de Crimea.

“Soy una ciudadana de Ucrania, pago impuestos y amo sinceramente a Ucrania. Pero no estoy lista para hablar con consignas, convirtiendo mi estancia en un festival en promociones de nuestros políticos. Soy música, no un murciélago en la arena política", ha dicho la cantante en redes sociales.

La pregunta de Jamala

Lo más desconcertante, sin embargo, ha sido la explicación que ha dado la propia televisión ucraniana. “La emisora participante debe garantizar la naturaleza no política del concurso. La situación que se ha desarrollado alrededor de la selección nacional de este año tiene signos de politización”, ha dicho.

Y todo ello después de que el presentador de la preselección, Sergey Pritula, preguntara a Maruv sobre su gira en Rusia, o Jamala, la ganadora de Eurovisión con el tema ‘1944’, le preguntara en inglés a qué país pertenecía Crimea. “A Ucrania, por supuesto”, contestaba la joven.

He aquí, por tanto, dónde surgen varias preguntas: ¿Van a hacerle un test de patriotismo a los posibles nuevos representantes ucranianos? ¿Tomará medidas la UER contra Ucrania por haber vetado a su legítima representante por un tema político o simplemente volverá a girar la cabeza para otro lado como ya ha hecho en otras ocasiones?

Los eurofans, obviamente, lo tienen claro y son ya muchos lo que piden mano dura con Ucrania. Y es que, ¿se imaginan que un miembro del jurado de Operación Triunfo hubiera preguntado a un concursante si quería un referéndum en Cataluña? ¿O que a RTVE le diera por vetar a su representante en Eurovisión por haber posado con una bandera independentista? Aunque pensándolo bien, ¿no fue eso lo que pidió la prensa de derechas hace ahora un año con Alfred?

Entonces, la prensa sensacionalista de derechas pidió un boicot a nuestros candidatos después de que el cantante le regalara a Amaia el libro España de Mierda  y se hubiera visto a Alfred participar en la Diada. Tal fue la locura entonces que incluso se llegó a criticar que el joven hubiera elegido su nombre en catalán y no en castellano.

“Existen millones de formas de querer a un país y yo tengo mi forma propia y personal. Y claro, hay personas que se piensan que solo hay una forma de querer a un país, pero no solo a este, sino a otros", explicó Amaia.

Bien podrían haber tomado nota en Ucrania. Si no será difícil desmontar la idea generalizada de que el Festival de Eurovisión está politizado.