Concha Velasco nos ha dejado este sábado 2 de diciembre a los 84 años, y su muerte deja un gran vacío en el universo de la televisión. Y es que pocas comunicadoras han dejado un legado en la historia de nuestro audiovisual con una huella como la suya, pues fue actriz de numerosas series, cómicas y dramáticas, pero también presentadora. De concursos familiares, de programas de sorpresas, de espacios de entrevistas en la intimidad, de variedades y de casi todo lo que se hubiese propuesto.

Espacios en los que lo mismo mostraba su lado más humano que nos regalaba coreografías y canciones. O se animaba a hacer un dueto (relativamente) improvisado con alguno de sus invitados, como aquella que vez unió su voz ni más ni menos que a la de Montserrat Caballé. O entonaba aquello de ‘las mujeres al poder’, al son de uno de los temas de Myfair Lady, junto a Bibiana Fernández, Mayra Gómez Kemp y Raúl Sender, en uno de los especiales de Nochevieja que presentó.

Concha hizo de todo en televisión, y todo bien, aunque hubiese programas y series en los que la audiencia no la acompañase. Algunos de esos espacios son carne premium de Cachitos de hierro y cromo, o de Viaje al centro de la tele, como Viva el espectáculo, de TVE, el cual presentaba desde la madrileña sala de Florida Park. Un espacio de actuaciones en el que se codeaba con la crème de la crème como espectadores (artistas a los que solía entrevistar de manera informal), y en el que ella se creó un sello muy particular a la hora dar paso a los artistas colocando el micrófono debajo de su axila para poder aplaudir como se merece.

Con la llegada de las cadenas privadas, Concha dio el salto a Telecinco, donde presentó espacios como Queridos padres, una suerte de Su media naranja para padres e hijos, así como un espacio de variedades llamado Querida Concha. Luego desembarca en Antena 3 con un formato similar, Encantada de la vida.

En los años 90 si hay un programa de televisión en el que Concha brilló con luz propia fue Sorpresa, sorpresa. Y no lo tenía fácil, pues tomó los mandos que Isabel Gemio había decidido abandonar de manera voluntaria. Este formato, en el que personas anónimas recibían sorpresas como conocer a sus ídolos o reencontrarse con familiares, tuvo un bache por culpa de una leyenda urbana. Según se dijo, de boca en boca, el cantante Ricky Martin se escondió en el armario del dormitorio de una fan, y mientras aguardaba, la chica llegó a la habitación, se desnudó, echó crema de cacao (u otro alimento, que varía según la versión) en sus partes nobles, para que su perro llamado Ricky lo lamiese. Todo ante la atenta mirada de millones de espectadores. La Fiscalía del Menor llegó a investigar el caso, y Concha Velasco tuvo que dar la cara ante la audiencia de Antena 3 a la semana siguiente.

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“Hemos sido víctimas de un bulo. Nos han atacado en una especie de locura colectiva. Un ataque en el que se hablaba de algo que nunca ocurrió y de protagonistas que nunca han existido. Todo es mentira”, decía la vallisoletana, para poner así punto final a todo lo que se estaba rumoreando. Para ella, lo más emocionante de aquella experiencia fue cuando tuvo frente a sí a Whitney Houston.

Uno de los espacios más insólitos que capitaneó en televisión fue Tiempo al tiempo, de corte nostálgico, y emitido entre los años 2001 y 2002. Allí puso sobre la pesa su perfil de entrevistadora, y donde demostró que no tenía complejos para entrevistar a personajes populares que se saliesen de lo normativo, como Cañita Brava o Pozí. También realizó una entrevista muy conmovedora a Cristina Ortiz, La Veneno.

Tras un fugaz espacio llamado Mi abuelo es el mejor, el último gran programa que perteneció a Concha Velasco fue Cine de Barrio, el cual presentó desde enero de 2011 hasta septiembre de 2020. Ella decidió abandonar el proyecto para dedicar su tiempo al teatro y a su familia. Un año más tarde, se retiraba de los escenarios, y ahora nos ha dejado para siempre.

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