Opinión

Un mundo de zombis

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Zombi, regreso a la vida. Regresar a la vida como esclavo del hechicero vudú, sometido en adelante a su voluntad.

El concepto zombi siempre ha estado relacionado con la esclavitud y el sometimiento de la voluntad.

Estamos construyendo una sociedad a medida de determinados poderosos intereses fácticos que utilizan todo tipo de herramientas para sus fines, sobre todo el indicado sometimiento de las voluntades.

Sólo existe un mecanismo capaz de conseguir la “aceptación”, individual y colectiva, para conseguir igualar criterios sobre determinados conceptos y sus consecuencias: el sometimiento sostenible mediante las prebendas necesarias que supongan mejoría y seguridad del sometido.

En el ámbito empresarial el mecanismo de sometimiento está asegurado mediante la mejora de la imagen del empleado, por las circunstancias específicas en su trabajo y por los medios económicos que el empresario o su holding ofrecen a los empleados.

Hoy, en España, el Gobierno de Pedro Sánchez, mediante métodos ensoñadores, pretende conseguir el sometimiento de sus afiliados con cargos, de sus consejeros afines, de las capas sociales con ideas “comprimidas” y de sus aliados “costaleros” de sus pretensiones.

Diariamente la “masa política” de diputados, senadores y Consejerías levantan la mano y aplauden “todos a una” las ideas convertidas en Leyes... Las conciencia individuales, sometidas por “jefe hechicero vudú” y esclavizadas como zombis, desaparecen, asegurándose “estatus social, remuneraciones afines, poder e influencias”.

Da lo mismo, como “zombi agradecido”, voto aborto, eutanasia, Ley Trans, cambio de sexo... contra los propios sentimientos personales, religiosos y naturales... Pero soy importante... Tengo poder condicionado...

Cuando el “hechizo” se rompa, las defenestraciones se convertirán en venganza para el zombi y en falta de confianza para el hechicero.

El “vudú social”, se está implantando y, cada día más, contemplamos los aplausos, esclavizados, al hechicero...

Soy zombi... He regresado a la vida... Soy su esclavo.

¿Dónde está el comedor? ¿Dónde está el despacho? ¿Dónde mis remuneraciones?

Creímos que las personas eran libres, capaces de tener voluntad propia..., pero, para muchos, “París bien vale una misa”.