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Ciencia médica española: lesión medular

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Anda en boca de todos nosotros, el pueblo, ese tópico: «Si este logro lo hiciera cualquier otro país, se publicaría a los cuatro vientos, se le daría la mayor importancia, le otorgarían a sus mentores el premio Nobel; pero en España cainita no apreciamos nuestras propias grandezas»; o cosas similares. ¿Clichés aborígenes nada más?

La LM (Lesión Medular), en grado de paraplejia o tetraplejia, cuenta con unos datos nada desdeñables: cerca de 2000 nuevas víctimas cada año en España, mayormente de etiología traumática, por accidentes de tráfico sobre todo. En el solar patrio, debemos conformar una pequeña legión de alrededor de 60.000 paralizados.

En el mundo hay más de 600.000 nuevos parapléjicos y tetrapléjicoscuadripléjicos en el español de Latinoamérica— cada año, por causas que van desde el accidente de tráfico, pasando por las heridas de arma de fuego o blancas, accidentes en aguas poco profundas, enfermedades o malas praxis quirúrgicas, etc.

Se publicó en prensa y asomó su cabeza en algún que otro informativo televisivo la noticia de un tratamiento para la LM desarrollado en Lausana, Suiza, por el equipo del neurólogo Grégoire Courtine. Titulares de engañifa, pomposos, altisonantes, al estilo de: «Parapléjicos vuelven a caminar en muy poco tiempo gracias al implante de unos electrodos»; sin tener en cuenta lo que significa levantar falsas expectativas.

El artículo científico que soporta este hallazgo fue publicado en la revista Nature; pero bien lo podría haber hecho en el Muy Interesante. Se implantan una serie de electrodos por debajo de la zona de lesión en la médula espinal y se controla la llamada al impulso eléctrico para mover determinados músculos de las piernas a través de una aplicación en una tableta electrónica.

Nuestro amigo Grégoire y su peña están perdiendo el tiempo, porque la solución tiene que ser orgánica, no accesoria. Un exoesqueleto o el implante de electrodos propuestos por esta investigación no ofrecen en absoluto la mejora en la calidad de vida que puede esperar una persona con LM. Más acá del poder malcaminar, nos preocupa, nos tritura y estraga nuestra humanidad toda una panoplia mucho más abigarrada de síntomas crónicos: los dolores osteomusculares y neuropáticos, el control de esfínteres, la sensibilidad y la capacidad motora, la recuperación de la sensibilidad genital o impotencia suma, el movimiento de las manos, las infecciones de orina, la espasticidad, etc.

Toca preguntarse si existe alguna vía de investigación o estudio clínico que aborde lo verdaderamente medular de lo medular; una solución orgánica que vaya directa al origen del problema: la reconexión neuronal entre las células nerviosas por encima y por debajo de la línea de lesión.

Pues resulta que sí. ¡En España! No investigación más o menos incipiente, más o menos avanzada, no un estudio clínico. No. Existe de facto un tratamiento en toda regla. Detrás de él, el esfuerzo denodado del doctor Jesús Vaquero, tristemente fallecido por coronavirus (2020), y todo su equipo durante más de dos décadas, hasta haber logrado en 2019 dar carta blanca a su tratamiento con la aprobación de la Agencia Española del Medicamento y las autoridades sanitarias estatales y comunitarias.

También gracias al apoyo económico previo, en la etapa de investigación, por parte de instituciones privadas como Mapfre o la fundación Rafael del Pino. La Covid supuso un parón, pero ahora, de nuevo, se retoma el tratamiento con un éxito que va más allá del único y aparente «volver a caminar», abriendo el camino para que los axones de las neuronas medulares vuelvan a encontrar el camino y el organismo pueda poco a poco ir recuperando el terreno perdido. Un tratamiento complejo y que incluye varios procesos, entre otros, la inoculación en la zona lesionada de la médula espinal de un medicamento específico, elaborado con células madre mesenquimales extraídas del propio paciente, el NC1. El tratamiento está ahora al cargo del neurólogo Gregorio Rodríguez-Boto y la doctora Mercedes Deza, en el Hospital público Puerta de Hierro de Madrid, cuyo ímpetu investigador en varios campos es digno de alabanza.

Nuestro cliché aborigen resulta que va a ser algo más que una consigna patriótica, tópico de tertulia: en Suiza, Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, no importa la nación, el tratamiento llevado a cabo en el Hospital Puerta de Hierro sería mundialmente cacareado, merecedor de los más altos títulos, el mayor de los reconocimientos, el Premio Nobel. Se está limitando la expansión de un tratamiento que erradicaría buena parte del sufrimiento de miles de personas con paraplejia o tetraplejia.

¡Divulguémoslo!; que nadie, ningún cainismo, envidia o cicatería coarte la posibilidad de alcanzar una felicidad largamente acariciada por enardecidos deseos, vitales esperanzas. Lo único que nos mantiene en pie, valga la metáfora.

***Hernán Valladares Álvarez es escritor