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Del efecto Milgram o fe ciega -babear- ante aquello que dice el amo

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Quedo sorprendido ante el escrito de César Sampedro Sánchez, bajo el título rimbombante: Dignidad y Sinrazón. He buscado inmediatamente la casilla de Comentar y, no existe.

Por ello, me presto a escribir por primera vez en este apartado. El efecto Milgram de sometimiento a la Autoridad es poco conocido... es, una especie de Síndrome de Estocolmo pero, siendo igual de pernicioso, quienes lo padecen, la mayoría de la humanidad, próximo al 80%, desconocen sus efectos, tan demoledores como el síndrome de la bella ciudad escandinava: a fin de atenuar el sufrimiento, generan un enamoramiento hacia el verdugo, carcelero, o tirano.

El de Stanley Milgram, viene a describir admirablemente cómo el aquejado, o aquejada, crea los mecanismos para, a fin de no incomodar al amo, quedar convencido de la idoneidad de las medidas de éste, sean o no perniciosas, y defenderlas a ultranza incluso con más ahínco que el empleado por el amo.

Enmascarar a Milgram bajo el título Dignidad y Sinrazón, por el que, cierto es, siento haber caído en una trampa y, empujado a leerlo, no es más que una indignidad.