Hace más de seis años, exactamente el 20 de octubre de 2011, se anunció uno de los hechos más relevantes de la historia moderna de España, el cese definitivo de la actividad armada de ETA. En el paso de estos años han demostrado que el comunicado era real al no haberse dado ningún caso violento por su parte en España.
Entonces, ¿por qué no ha cambiado las políticas penitenciarias sobre estos presos políticos? ¿Por qué existe tanta dispersión y alejamiento de los presos de sus localidades de procedencia? No es suficiente estar pagando las consecuencias de tus actos entre paredes y rejas, privándote del derecho de la libertad que además por culpa de unas políticas, tan exigentes como inflexibles, dejen a tus familiares y amigos sin su derecho a la vida familiar.
Ustedes pensarán: pues que vayan a visitarlos a la cárcel donde estén cumpliendo su condena, pero la realidad no siempre es tan simple como parece. España cuenta con más de 300 presos de ETA de los que más del 70% se encuentra a más de 600 kilómetros de su casa, cada uno con familiares y amigos. La visita de su padre, hermana o hija sólo pueden ser esporádicas por el impedimento de la distancia geográfica, sin entrar en temas de disponibilidad, dinero y permisos burocráticos para poder ver al preso. Aún con todos estos aranceles las visitas se producen, pero en muchos casos han tenido un trágico final.
Francia a parte de compartir frontera con España, entre otras muchas cosas, también comparte presos políticos de ETA. El país galo ha decidido que va a enviar a los presos de ETA a las cárceles más cercanas a Euskal Herria en las próximas semanas, terminando con sus políticas penitenciarias que mantenían alejados a los encarcelados etarras de su tierra. España debería seguir el camino del país vecino y poder así regularizar una situación tan frágil como es está.
Si nuestro gobierno sigue sin dar el brazo a torcer va a seguir alzando el odio de esa comunidad hacia la nación española y estando en una etapa donde el independentismo esta de moda no es lo más lógica ni aconsejable. Ya se han empezado a ver manifestaciones multitudinarias en Bilbao para alzar la voz y que de una vez por todas puedan tener los presos políticos de ETA cerca de casa.
Todo esto y mucho más serán las razones que se oyen de familiares, amigos o los propios presos, que se oyen en el País Vasco, y que seguramente seguiremos oyendo… Hay una razón bastante poderosa por la que deben continuar en sus respectivas cárceles, alejados, si, con aquel “castigo añadido” o como lo quieran llamar… Porque asesinaron a sangre fría, sin pensarlo dos veces, ¿qué culpa tiene la familia? Ninguna.
¿Y la culpa del que quedó bajo tierra? ¿ Y los familiares que ni siquiera tienen 15 minutos para ir a ver a su marido, padre, hermano a ningún lugar más que a un cementerio? ¿Y la Vía Nanclares? Gracias a ella y el arrepentimiento firmado que les proporciona este sistema, históricos asesinos ya están en la calle, han cumplido una pena irrisoria, son libres. Puede que parezca que esto son sólo ganas de remover lo sepultado y que hay que dar el brazo a torcer, ¿pero de quién? ¿De las víctimas otra vez?
¿Acaso no les duele? La tregua y el fin de todo esto no puede hacerse efectivo ni tan siquiera debería pensarse en España la remota idea de acercar a los presos hasta que no se oigan voces altas y claras que digan: "Sí, fue un sin sentido, LO SIENTO, DE CORAZÓN, NOS ARREPENTIMOS”. Y entonces, una disolución definitiva de la banda se podrá empezar a pensar el acercamiento de los presos. No hay nada más sagrado que la vida humana, al menos, entre barrotes lejos de su casa, pueden respirar.