Para mucha gente la frase de la sabiduría popular, “Nadie escarmienta en cabeza ajena”, incluso, hay muchos ejemplos que ni en cabeza propia, véase, socialistas y comunistas, colectivistas en general, la gran mayoría siempre que no logran el “Nirvana”, su paraíso en el tierra, es porque no es suficiente las medidas utilizadas o que el ser humano, o no lo ha entendido, o no es lo suficientemente de izquierdas o simplemente es un reaccionario, un enemigo del bien común.
Gran parte de mis compatriotas, ciudadanos, que viven en la Comunidad Autónoma de Cataluña creo que han llegado a este punto. Se quieren suicidar, si fuera un acto individual, es su problema, una lástima, pero su problema. Pero no conmigo dentro.
Cuando las convicciones se obtienen sin razones la razón es imposible que logre hacerle entender nada y si la realidad lo demuestra seguro que el culpable es el enemigo, y tiene que ser de fuera, porque si hay alguien de dentro ya pasa ser un traidor.
Por supuesto que hay que estar con la defensa de la Ley en este momento, y mientras el Gobierno y lo esté haciendo debemos de apoyarlo pero, si esto acaba, cuando acabe, debemos de reflexionar como hemos podido llegar hasta aquí. Debemos de ser críticos, y no solo con los políticos, estos no tienen un ADN distinto del resto de los ciudadanos, ¡¡¡Ahhh!!!, se me olvidaba los periodistas y televisiones tampoco. Son una extensión de nosotros, de nuestra falta de crítica de nuestra falta de valor para afrontar los problemas a tiempo a causa de nuestra acomodada vida, ¿de verdad sabemos cómo hemos llegado a tenerla?
Les estamos fallando a las generaciones que han hecho que lleguemos hasta aquí.
Si tienen derecho a suicidarse pero no pretendan que me suicide yo.