Opinión

Desliar la madeja islámica II

Los 'daños colaterales' de la guerra contra el EI: más de 200 civiles muertos en un mes

Los 'daños colaterales' de la guerra contra el EI: más de 200 civiles muertos en un mes

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

Estamos en una guerra que no hemos buscado pero nos autoculpamos por haber apoyado su existencia y desarrollo. Lo cierto es que simplificar en exceso dejará muchos cabos sueltos pero la madeja igual de liada y, a la vez, sin tirar de cada cabo tampoco podremos desliarla. Se me ocurren algunos cabos básicos a tener en cuenta:

1. El estado islámico como entidad física con territorios sometidos a su jurisdicción: aquí se debe librar la batalla de tipo tradicional y sin paliativos acabar con él. Es quizá lo más fácil por su similitud a cualquier guerra ya librada. ¿Qué la dificulta? ¿A qué vamos a esperar, a tenerlos a las puertas de Moscú para actuar rápido? Está claro que Putin lo tiene muy claro y no lo va a permitir, pero el miedo a la relevancia rusa en la política internacional no debe ser un obstáculo sino un acicate para coordinar esfuerzos en esa lucha militar. ¿Hubieran entrado los americanos en la Segunda Guerra Mundial si no hubieran percibido el peligro de Stalin comiendo todo el pastel de la victoria sobre Hitler? Está claro que esto tiene que dirimirse con la misma contundencia.

2. Los inmigrantes de las zonas en conflicto. Aquí ya entramos en terrenos más complejos, ¿Se les debe dar esa oportunidad por encima de migrantes subsaharianos o sudamericanos?. Todos huyen de la guerra, la violencia o el hambre. Lo que es claramente contraproducente es dar cualquier prioridad a un inmigrante sobre una persona del país, creo que es la mayor fuente de xenofobia. Como tampoco se debe permitir que individuos que pueden estar huyendo de un acoso cada vez mayor al ISIS se cuelen entre ellos y puedan de este modo atentar con facilidad. Si cualquier migrante es cuestionado a la entrada del país, en su caso el control debe ser más exhaustivo y el seguimiento posterior una necesidad.

3. Los hijos de inmigrantes nacidos y educados en España: su problema se agrava porque han perdido las motivaciones que llevaron a sus padres a sufrir los problemas físicos y psicológicos asociados a la migración y por otra parte, como tantos jóvenes de su edad, han vivido en la fascinación por la fama y el poder vacío de valores sólidos en esta sociedad en decadencia. La realidad es que nuestra sociedad es suficientemente rica y diversa para que esto no sea siempre así por supuesto, pero eso junto a la sensación de desarraigo les hace más susceptibles al encanto de serpiente de ese estado islámico que dice representar mejor los valores de sus antepasados.

4. El poder de la propaganda yihadista: está claro que la propaganda tiene eco si llega a individuos susceptibles. Los frentes de ataque a la orientación de un joven solo son abordables por él mismo, como solo suya será la responsabilidad última de lo que haga, pero no es fácil evitar que sea captado por influjos claramente dañinos. La vigilancia de las mezquitas e imanes es básica y cualquier intervención a este nivel deberá obtener el máximo apoyo institucional.

5. La seguridad pasiva: cualquiera que maneje conceptos de seguridad entiende que es fundamental disminuir la exposición al riesgo. Por esto es importante tener bolardos en las calles, ya sabemos que se podrá atentar de mil formas pero el atentado de Barcelona no hubiera tenido lugar. Es importante valorar cada amenaza de atentado aún a riesgo de pasarnos, aviso de la jueza ante la explosión de Alcanar. Los expertos en seguridad ciudadana tienen que dejar las ciudades de forma que nos sintamos cómodos y a la vez seguros.

Desde su origen el mundo islámico se divide en diversas facciones y en todas ellas se defiende la yihad, hay quien dice que esto es palabra revelada y no susceptible de interpretaciones, en fin, no soy experta en esto pero sí tengo muy claro que si todos los musulmanes fueran sufistas no existiría el problema del terrorismo islámico. Reconozco que si alguien me sedujo de forma especial en esa adolescencia convulsa fue el gran maestro Ibn Arabi, por ello jamás seré islamófoba y por el mismo motivo no tendré ningún reparo en ir contra los que le provocaron tantos problemas a él, iguales a los terroristas de hoy, entonces como ahora, esos musulmanes que solo ven en Alá ese ser que ordena acabar con los que no siguen lo que ellos consideran su ley.

Quizá no sea casualidad que yo hable de madeja islámica y la palabra sufí tenga posiblemente su origen en la palabra suf, lana en árabe. Ese murciano ilustre, llevó por todo el orbe islámico los más elevados pensamientos místicos, como Santa Teresa, siglos después, pudo hacer por nuestra España imperial.

La gente no suele entender bien qué aportan los místicos al mundo real y quizá sea esto, la inspiración para buscar de verdad un mundo de paz, no en paz, que no deja de ser la ausencia de guerras por el miedo de unos a otros.

Pero si lo místicos pueden ser nuestro horizonte, lo primero es cortar la lana demasiado enredada. No es válido tapar los nudos, necesitamos una prenda cómoda para un largo caminar.