En pleno Valle de Tena y a tan sólo 15 minutos de pistas de esquí como Panticosa o Formigal, emerge casi flotando en el agua el precioso pueblo de Lanuza. Ubicado a casi 1300 metros de altura, es uno de esos pueblos que parecen sacados directamente de una foto de Instagram.
Sin embargo, como se dice popularmente ‘no es oro todo lo que reluce’ y esta bonita localidad ha pasado verdaderamente problemas para llegar a ser lo que es a día de hoy.
En la década de los 70’ este pueblo oscense pasó de tener una población de 200 habitantes a ninguno. El motivo fue la construcción de un embalse que hacía inviable la vida allí, forzando a los vecinos a abandonar sus hogares entre 1976 y 1978.
Se pensaba que el agua cubriría los edificios y las casas, aunque a la hora de la verdad sólo se inundaron las zonas más bajas. El antiguo caserío y gran parte del casco urbano quedaron a salvo.
Según cubrieron varios medios y televisiones hace ya unos años, fue un auténtico drama para aquellos habitantes, que tuvieron que dejar de lado su vida en la localidad y mudarse a otros sitios más prósperos.
Además, se cuenta que la compensación fue baja y muchos tuvieron dificultades para rehacer su vida.
No será hasta la década de los 90’, casi 15 años más tarde, cuando antiguos vecinos lograron recuperar terrenos y rehabilitar viviendas, iniciando un proceso de revitalización que hoy sigue activo.
Actualmente residen únicamente 50 habitantes, pero es un pueblo muy vivo y con ambiente. Al tratarse de un lugar tan turístico, gran parte de las viviendas están destinadas al alquiler vacacional.
Cómo es Lanuza
Lanuza es un pueblo de lo más curioso. Muchos lo conocen por ser el escenario todos los veranos del Festival Pirineos Sur, albergando a miles de personas en la localidad y en los alrededores. Sin embargo, no muchos saben que fue la cuna de nueve Justicias de Aragón, entre los que destaca Juan V de Lanuza.
Pasear por sus estrechas calles ya es un plan en sí mismo y rincones como la Iglesia de El Salvador hacen que la visita merezca aún más la pena.
El entorno es otro de sus grandes atractivos, siendo espectacular cuando lo tiñen los colores del otoño. Muy cerca está el embalse de Búbal y, en invierno, las estaciones de Formigal y Panticosa.
Las opciones son infinitas, desde lanzarse por la tirolina de Hoz de Jaca, recorrer Piedrafita en moto de nieve, visitar el Parque Faunístico de Lacuniacha, hasta ir al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Cómo llegar a Lanuza
Se encuentra a menos de dos horas en coche de Zaragoza y a tan sólo una hora y cuarto de Huesca, ambos por la A-23, haciéndolo un destino muy sencillo para visitar en el día o para preparar una escapada rápida de fin de semana.
