Zaragoza
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Estos meses del invierno en los que el frío penetra hasta los huesos, es importante cocinar platos calientes y contundentes que nos ayuden a entrar en calor. Aragón, tierra con unos inviernos muy duros, cuenta con un recetario lleno de propuestas sabrosas que solucionan perfectamente este problema.

Una receta aragonesa que se sigue cocinando incluso como antiguamente en vasijas de barro o perol, como es el caso de Teruel, son las famosas sopas de ajo. Los caldos caseros siempre son una buena solución para las cenas en invierno.

En este plato de cuchara, que ya está extendido por muchas partes de España, no faltan ingredientes sencillos y llenos de sabor como el pan duro, los ajos, el aceite de oliva, pimentón, huevos, agua o sal. Ingredientes que combinados consiguen una de las sopas más sabrosas.

Una receta sencilla y llena de sabor que sigue presente en el recetario aragonés a pesar del paso del tiempo y se mantiene prácticamente fiel a la receta original. Además, destaca por tener ingredientes ricos en nutrientes esenciales, los cuales aportan vitaminas, minerales y antioxidantes necesarios para un buen funcionamiento del organismo. 

Todo ello, sumado también a los compuestos con propiedades antiinflamatorias que contiene el ajo y que también ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo. De hecho, el consumo de esta sopa se vincula a beneficios para la salud cardiovascular al ayudar a reducir la presión arterial.

Cómo hacer la sopa con ajo aragonesa

La sopa de ajo aragonesa es uno de esos platos sencillos que no solo reconforta cuando los termómetros bajan, sino que también permite aprovechar ingredientes básicos que solemos tener en casa. Para empezar, basta con calentar una olla y echar seis cucharadas de aceite.

Una vez el aceite esté caliente, añade seis dientes de ajo cortados en láminas finas y sofríelos a fuego medio hasta que se doren ligeramente, liberando todo su aroma y sabor.