Alicante
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Lejos de ser una suma simple de feminismo y ecologismo, el ecofeminismo surge como un diálogo, un cruce de caminos y, sobre todo, una llamada de urgencia ante una crisis ecosocial que traspasa fronteras y cuerpos.

Así lo reivindica Laura Lucas, profesora de educación la UA y presidenta de Natur-art, para quien "urge fomentar una cultura de la ternura" frente a la voracidad de un sistema que prioriza la riqueza de unos pocos "sobre la vida de todas y todos".

¿Qué es el ecofeminismo?

El ecofeminismo nace del encuentro crítico entre el pensamiento feminista y el ecologismo, pero su raíz va más allá.

Según Lucas, no se trata solamente una suma de causas, sino una lente que desvela cómo la crisis climática, la negación de los derechos de las mujeres, el auge del extractivismo y la remilitarización global son síntomas de un sistema capitalista, heteropatriarcal, colonial y antropocéntrico que enferma tanto la tierra como nuestros cuerpos.

Esta corriente de pensamiento y movimiento social busca compartir y potenciar la profundidad de ambos análisis para imaginar soluciones más complejas y honestas, donde el derecho a la vida sea el eje central.​

Cuerpos vulnerados

En una conversación con EL ESPAÑOL, Lucas explica que la contaminación química y los disruptores endocrinos afectan especialmente al cuerpo de las mujeres, que acumulan más tóxicos y enfrentan enfermedades específicas como la endometriosis, cánceres hormonales o alteraciones relacionadas con productos fitosanitarios y cosméticos.

La invisibilización de la biología femenina en la medicina es otro síntoma: "La mayoría de medicamentos se prueba en cuerpos masculinos; cuando prohíben algo en el embarazo es porque no se ha investigado cómo afecta a nosotras".

En este sentido, asegura que el ecofeminismo pone rostro y cuerpo a la desigualdad, conectando la salud individual con la salud planetaria.​

Entre el aula y el territorio

En las aulas de la Universidad de Alicante y a través del proyecto Natur-art, Laura cultiva una educación ecofeminista que apuesta por el asombro y por repensar nuestra relación con la naturaleza y los otros seres vivos.

Las actividades, alejadas del academicismo tradicional, combinan el método socrático, análisis crítico de obras de arte, y diálogos abiertos con artistas y ciudadanía.

Como sostiene Lucas: "No se trata de dictar cátedra. Hay que aprender a mirar, a preguntar, a desarrollar el pensamiento crítico".

Crisis global

Según relata, la crisis ecosocial se manifiesta en múltiples esferas: deforestación, dificultad para acceder a agua y leña, inseguridad para las mujeres en el Sur Global, precariedad laboral, pérdida de vivienda, violencia social y simbólica.

El ecofeminismo subraya cómo las mujeres, especialmente en comunidades empobrecidas, llevan el peso de la supervivencia cotidiana frente al cambio climático y la degradación de los recursos.​

A nivel simbólico, la naturalización del lenguaje sexista, que animaliza a las mujeres y feminiza a la naturaleza, siempre como madre sacrificada y explotable, refleja la profundidad de las relaciones de dominación.

Educación ecofeminista

Para Lucas, todo está en la educación. Desde Natur-art se busca ofrecer imaginarios alternativos a niñas, niños y, en suma, a toda la ciudadanía, para pensar y creer que "otra forma de vivir es posible".

En este sentido, la educación artística ecofeminista enseña a mirar más allá de los filtros del capitalismo, a mirar con ternura crítica, y así proponer nuevas formas de vínculo que prioricen el derecho a la vida, la comunidad y los cuidados.