Alicante
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Más allá de la ciudad, Alicante está repleta de lugares únicos a los cuales escaparse durante un fin de semana.

En este sentido, la Inteligencia Artificial tiene muy claras sus prioridades a la hora de recomendar una localidad para perderse, priorizando el Mediterráneo, las calles agradables y una ubicación inmejorable.

Así, Villajoyosa, o La Vila Joiosa como la llaman sus habitantes, representa uno de los destinos más genuinos de la Costa Blanca.

A solo media hora en coche de Alicante, este pueblo de raíces pesqueras ha conseguido mantener su esencia a pesar del inevitable atractivo turístico que le rodea.

Para quienes buscan opciones lejos del turismo masificado de otros puntos del litoral, Villajoyosa se presenta como un refugio ideal para perderse durante un fin de semana y descubrir el ritmo pausado y los sabores locales del verdadero Mediterráneo.​

El casco antiguo

Uno de los grandes atractivos de Villajoyosa es su casco histórico. Sus célebres casas de colores, asomadas al cauce del río Amadorio y orientadas hacia el puerto y la playa, son la imagen icónica del municipio.

Son el resultado de una costumbre pasada, pues antes los marineros pintaban sus fachadas de vivos colores para reconocer su casa al volver de faenar.

Hoy esas calles adoquinadas y estrechas se recorren despacio, invitando al visitante a disfrutar de la arquitectura popular, plazas pequeñas y, por supuesto, numerosas terrazas para tomar algo al sol.​

En el centro destaca la iglesia de la Asunción, de origen gótico. Desde aquí, cada rincón conserva ese ambiente tradicional como la ropa tendida, mercados de producto local y el trasiego tranquilo de los vecinos, que en verano se mezcla con el de los viajeros.

El mercado central, aún activo, muestra la conexión directa de la ciudad con el mar y la huerta, ofreciendo productos frescos y la posibilidad de sumergirse en la vida cotidiana de Villajoyosa.​

Sello local

Pocos pueblos pueden presumir de ser conocidos por su industria chocolatera. En Villajoyosa, el chocolate es mucho más que un producto.

La visita a la fábrica de Valor es uno de los imprescindibles, ya que permite conocer la historia de este dulce emblemático, además de disfrutar de una pequeña degustación y de un museo que narra el vínculo de la localidad con el cacao desde hace más de un siglo.

Varias pequeñas chocolaterías completan la experiencia, haciendo de Villajoyosa un destino perfecto para los más golosos.​

Playas

El litoral de Villajoyosa se extiende a lo largo de más de 3 kilómetros de playas. La playa Centro es la más conocida, es amplia, de aguas tranquilas y con chiringuitos y servicios, ideal para quienes buscan comodidad y ambiente familiar.

Pero el municipio también esconde calas recónditas para los que prefieren mayor privacidad en verano, como El Paraíso o La Caleta. Todas ellas gozan de aguas limpias y de la imagen, siempre presente, de las casas de colores reflejadas en el mar Mediterráneo.​

Gastronomía

La oferta gastronómica de Villajoyosa se apoya en su tradición pesquera y en la calidad del producto local. Restaurantes y bares sirven arroces, pescados frescos y tapas tan sencillas como sabrosas, ideales para recargar energías tras una jornada de playa o paseo.

La llegada de los barcos pesqueros es un espectáculo diario y apostar por el mercado central es garantía de calidad y autenticidad.​

Más allá de los tópicos turísticos, Villajoyosa mantiene un equilibrio entre la vida tradicional y el atractivo de sus playas y coloridas fachadas.

Es, en definitiva, un destino pensado para quienes buscan descubrir la esencia mediterránea sin florituras ni aditivos, tan solo mar, historia, buena mesa y tiempo para perderse sin prisa.​