Alicante

Del terror de sentir el filo de la navaja en el cuello a quedar libre va el tiempo que necesitaron unos agentes de la Policía Nacional en salvar a una mujer que estaba siendo agredida en Alicante. Su rápida intervención en la negociación evitó que se produjera una tragedia en la estación de autobuses de la ciudad el pasado 30 de mayo.

A las siete de la mañana de ese lunes, durante su inspección habitual de las instalaciones, el vigilante de seguridad de la estación de autobuses se encontró a un hombre que agarraba por el cuello a una mujer que estaba sentada. Al acercarse para comprobar que estaba sucediendo, vio que la situación era mucho más peligrosa de lo que pudiera esperar.

Una navaja con una hoja de ocho centímetros estaba pegada a la garganta de la mujer que no podía escapar de su presunto agresor. Al preguntar el vigilante al hombre obtuvo una sorprendente respuesta: "Esta es la única manera de que me hagáis caso y llaméis a la Policía". Rápidamente, marcó en su teléfono el 091 para contactar con la central y alertar de lo que estaba sucediendo en aquella sala de espera.

La primera unidad de agentes que se encarga de comprobar lo que sucede se encuentra con el supuesto agresor, un hombre de 54 años y nacionalidad española, sigue de pie y con el filo de la navaja amenazando el cuello de la víctima, una mujer de nacionalidad alemana de 38 años.

Los refuerzos

Así activan rápidamente el protocolo de seguridad ante una situación que pudiera desembocar en un incidente de múltiples víctimas intencionados (IMVI). Una nueva llamada al 091 confirma la alerta del vigilante y la necesidad de refuerzos para asegurar la zona. La clave es tanto salvaguardar la integridad de los demás viandantes como evitar que puedan entorpecer la intervención.

El proceso de negociación inmediata es una de las claves en estas situaciones. Como ha explicado el negociador de la Policía Nacional en Alicante, Luis Alfonso Bardón, los primeros minutos marcan el desarrollo de la crisis. De ahí que se esté insistiendo en la formación de los Zeta en la atención de estos casos con rehenes. Una serie de pautas establece la mejor forma de tratar casos de extrema tensión como el que se estaba viviendo en el arranque de la semana en la estación.

La forma de encarar la conversación es fundamental. Y así lo hace el agente encargado de hablar con el detenido. De manera firme y reiterada le insiste en que deponga su actitud, se aparte de la víctima y entregue el arma blanca. Gracias a su iniciativa, el policía consigue que el agresor cumpla con las tres peticiones.

Es el momento en que la mujer alemana puede volver a respirar. Han sido momentos de altísima tensión totalmente inesperada, ya que, como cuenta luego a la Policía, no conocía de nada al hombre ni entendía por qué se había acercado a ella por detrás para asaltarla de forma tan violenta cuando había acabado de llegar a Alicante. De hecho, en el supuesto primer forcejeo al ser atacada, recibió un corte en el antebrazo derecho de esa navaja con filo de ocho centímetros que la amenazaba.

La situación se había conseguido resolver en un tiempo extraordinariamente breve. Desde que se recibe el aviso hasta que el arrestado pasa a Comisaría apenas ha pasado una hora. Un tiempo en el que se demuestra la importancia de esta atención rápida por los efectivos que atienden los teléfonos 091 y quienes patrullan las calles de Alicante.

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