Emilio Martínez Redacción | Agencias

El consulado de Ucrania en València y la Generalitat trabajan en la posibilidad de fletar varios vuelos charter desde València a Polonia para el rescate de niños ucranianos que están abandonando el país huyendo de la zona de conflicto.

Según ha detallado el cónsul honorario, Pablo Gil, este rescate se podría producir a través del aeropuerto de Rzeszów-Jasionka, a 34 kilómetros al este de Cracovia y a unos 95 kilómetros de la frontera ucraniana.

Gil, junto con la cónsul ucraniana en Barcelona y otros responsables de organizaciones humanitarias, ha mantenido este viernes una reunión con el president de la Generalitat, Ximo Puig, de la que ha salido "plenamente satisfecho" por el "compromiso del president".

"Hemos encontrado una gran solidaridad, conocen la actividad de la Fundación Juntos por la Vida y se han implicado en el ofrecimiento de ayuda", ha aplaudido Gil. Además, según asegura, desde Presidencia de la Generalitat se va a estudiar cómo aplicar un "cordón sanitario" a Rusia en las relaciones institucionales que existan con ese país en el ámbito autonómico.

En estos momentos el consulado y la Fundación Juntos por la Vida están en contacto con diferentes aerolíneas para recabar toda la información necesaria desde el punto de vista del operativo logístico necesario, para pasarla posteriormente al secretario autonómico para la UE y de Relaciones Externas, Joan Calabuig.

La principal opción que se maneja, por precio, celeridad y comodidad de los niños, es la de fletar hasta tres vuelos chárter para el rescate de unos 600 menores. Además del operativo logístico, la operación requiere un intenso trabajo administrativo para el traslado y acogimiento de esos menores, cuyos detalles todavía se están analizando, han informado las mismas fuentes. 

En autobuses

Gil explicaba este jueves que Juntos por la  Vida ya trabajaba en la evacuación de menores con autobuses "pero hasta ahora no había percepción de riesgo real por parte de las familias".

Sin embargo, y como ha venido recogiendo este medio, la situación ha cambiado radicalmente este jueves con el inicio de los bombardeos y otras acciones militares y "nos desbordan las peticiones de padres que están dispuestos a subir a sus hijos en autobuses" y ponerlos en manos de esta ONG, con una amplia experiencia en la adopción temporal de menores afectados por la catástrofe nuclear de Chernóbil.

"Ahora las carreteras están cortadas y es complicado, pero ayudaremos en la medida que podamos. Por este motivo, y por coordinar cualquier tipo de acción humanitaria o de emergencias, nos queremos poner en contacto con las instituciones valencianas", agregaba Pablo Gil.

Empezar en pleno conflicto

La actividad del consulado honorario de Ucrania en València es muy reciente, y de hecho el cónsul recibió la semana pasada la carta patente del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano con el nombramiento.

"El 9 de marzo iba a venir el embajador para abrir las oficinas, que están listas pero sin bandera, de modo que empezamos la actividad en pleno conflicto", explica a EFE Pablo Gil, un empresario con vínculos comerciales y familiares con Ucrania.



"Ahora hay más necesidad que nunca de protección, de coordinar ayuda humanitaria y de denunciar a las instituciones que colaboran con Rusia desde aquí. Los valencianos hemos de tomar partido del lado de la democracia, de la nación atacada, porque no estamos con países totalitarios e imperialistas como Rusia, que viola la legislación internacional sin apenas consecuencias por ello", insiste.

En la Comunitat Valenciana residen oficialmente, según el censo del INE de 2021, cerca de 22.000 ucranianos, si bien desde el consulado se estima que podrían ser realmente cerca de 30.000 si se tiene en cuenta a los llegados en los últimos meses o a los desplazados desde otras regiones españolas.

"Somos los primeros receptores en España de ucranianos, tenemos una comunidad consolidada desde hace 20 años, y la Comunitat Valenciana también es la primera en intercambio comercial con Ucrania, con sectores destacados como el azulejo o la industria agroalimentaria", detalla Pablo Gil.

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