Alicante

Donde antes se encontraban bragas y calzoncillos por el suelo, toallas, restos de comida y un cúmulo de suciedad y desorden, ahora hay que sumar mascarillas tiradas en cualquier rincón. Una estampa "más habitual de lo que la gente cree" en las habitaciones de los hoteles, cuya ocupación se ha disparado en numerosos puntos del país en las últimas semanas. Así que, con la llegada del turista, vuelve el cliente 'guarro', denuncian las Kellys de Benidorm, que este martes han compartido en sus redes, con notoria repercusión, el estado en el que una camarera de piso se ha encontrado habitación en el Melia de la capital turística valenciana días atrás. 

"Estamos hartas", reconoce por teléfono Yolanda García, portavoz del colectivo, quien explica que las imágenes que han compartido en redes sociales se las facilitó una compañera "muy cansada e indignada" con la falta de civismo que se ha topado en el complejo de 4 estrellas, de la que espera que "no sufra represalias" por difundirlas. "Es que es una falta de respeto hacia nosotras y de consideración que por desgracia no nos sorprende", apostilla. 

Este desagradable comportamiento de parte de la clientela se produce sobre todo en verano, explica, frecuente sobre todo entre viajeros con varios hijos pequeños o entre jóvenes que van para una despedida de soltero o soltera. "Yo me he encontrado de todo, desde trozos de pollo o pizza esparcidos hasta Coca-Cola rociada en una pared", afirma García sobre su paso en un hotel pegado al Meliá de Benidorm "donde la mayoría de la clientela era inglesa".  

Suciedad y Covid

Pero el problema no termina aquí, explica la portavoz de un colectivo conocido en los últimos años por ser uno de los más reivindicativos en las zonas turísticas del país en defensa del trabajo digno de las camareras de piso, profesión marcadamente feminizada. La carga laboral que soportan "es la misma" que antes de la pandemia, la diferencia es que ahora además de limpiar, deben desinfectar las habitaciones "en poquísimo tiempo". 

Otra de las imágenes de la suciedad encontrada en la habitación de hotel.

"¿Cómo quieren que limpiemos y dejemos libre de Covid entre 25 y 27 habitaciones en solo 6 horas?", se pregunta tras aclarar que tienen 8 minutos "máximo" para dejar arreglada una habitación. "Se nos olvida que estamos todavía en pandemia y que supuestamente nuestra carga de trabajo debería ser inferior y no es así", insiste. "Todas las compañeras que han empezado a trabajar se quejan de mucha carga y algunas incluso sostienen que tiene ahora más que antes de la Covid". 

Habitaciones sin desinfectar

Tras estas afirmaciones, una de las preguntas obligatorias para las responsables de asear los hoteles es: ¿Se puede garantizar que se estén desinfectando para evitar contagios? La respuesta, contundente: "Te aseguro que pocas camareras pueden limpiar y desinfectar correctamente, al final lo hacen corriendo con un paño bañado en alcohol y listo", asevera Yolanda García.

A su juicio, los hoteles que han reabierto tras las medidas restrictivas "venden una seguridad que con la obligación de hacer 25 habitaciones tú no la puedes dar". O en otras palabras: "Ellos te dirán que los hoteles son seguros, pero con la carga de trabajo que arrastramos, no se puede hacer el trabajo". 

Habitaciones, en definitiva, sin desinfectar del todo, sin olvidar que las trabajadoras se exponen al virus "únicamente con la protección de unos guantes, que ya teníamos antes de la pandemia, y la mascarilla". 

"Se necesitan camareras"

Asimismo, con la reactivación de reservas, las Kellys de Benidorm han detectado un fenómeno "nunca visto" en el sector, del falta de camareras de piso. Una tendencia que recuerda a la que se está dando en la hostelería, donde los empresarios no encuentran camareros y camareras para cubrir el periodo del verano. 

"Yo nunca he visto tantos hoteles pidiendo camareras de piso como este año", asegura Yolanda García, cuando en teoría, debería ser al revés, con los trabajadores aceptando cualquier empleo ante la crisis económica en la que nos encontramos. Lo cierto es que, como ha podido comprobar EL ESPAÑOL DE ALICANTE tras preguntar a numerosas kellys, la inmensa mayoría afirma que están buscando empleo en otro sector, como la limpieza de hospitales y colegios, están haciendo cursos de formación e incluso hay casos de opositoras a funcionarias. "Sobre todo cuando tienes una edad y pasas los 50, te das cuenta de que tu salud está mermada por este trabajo y buscas otra salida", explica la representante.

¿Soluciones?

Con ella volvemos al principio, a esas imágenes de las habitaciones por los suelos porque ha recordado la situación más surrealista que ha vivido. "Recuerdo que una madre inglesa me pidió que limpiara la habitación contigua en la que se hospedaban sus hijos que, al parecer, habían bebido más de la cuenta", avanza. Lo que se encontró dentro, mejor no nombrarlo. Buena cuenta da los diez euros que le dio por el servicio extra y que no vomitó "de milagro". 

¿Se pueden corregir estos comportamientos? "Se lo dije a mi superiora, a mi gobernanta, que se solidarizó conmigo pero al final me respondió que hiciera lo que pudiera, pero que lo hiciera". ¿Y hay solución ante la carga laboral? Le preguntamos. "Sí, y es muy fácil, contratar a más personal".  

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