Alicante

Los memes, desde la proliferación de internet, se han convertido en las nuevas viñetas donde condensar un sentimiento, normalmente en forma de denuncia, desde el punto de vista satírico o cómico y cuyo éxito nadie cuestiona. 

Durante estos días circula uno en internet que resume no uno, sino dos sentimientos. Con el título 'Stop palmeras' y el texto 'Paco, Málaga es la leche, NO Elche, deja ya de poner palmeras", el autor malagueño, @fnmoraleda en Twitter, ha querido apuntar a dos flancos.

Por un lado las políticas del alcalde de la capital de la Costa del Sol favoreciendo la plantación de palmeras, en detrimento de otros árboles. De otro, la realidad de la localidad ilicitana, cuyo sobrenombre de 'la ciudad de las palmeras' da buena cuenta de la importancia que tienen. 

Porque al fin y al cabo son dos visiones diferentes sobre este ser vivo. En Málaga, su proliferación en los últimos años ha llevado al descontento de parte de la ciudadanía con su alcalde, Francisco de la Torre.

 "Los vecinos no quieren palmeras en el paseo Ciudad de Melilla. Protesta general. Una vecina de un primero se mete en un hoyo para evitar que planten en él una palmera frente a su casa que quite la luz y llene de porquerías de palomas y cotorras", se puede leer en la revista de culturas urbanas El Observador.

La noticia, de noviembre de 2018, contaba cómo "todas las plantas sanas que había" en este parque han sido sustituidas por palmeras "ante el malestar de los vecinos". "Tras las talas totales de los árboles y arbustos de las zonas ajardinadas del paseo plantan rápidamente las palmeras que nadie quiere donde había ficus, hibiscus, aves del paraíso y otros arbustos ornamentales frondosos", señala el artículo. 

Pero la 'hostilidad' hacia la palmera parece que se ha extendido a diferentes rincones de la provincia malagueña. En Alhaurín de la Torre también se ha criticado su presencia, cada vez mayor, con los mismo argumentos, generan menos sombras que otros árboles, y al no cuidarlas, se secan, ensucian el suelo o existe el riesgo de que caigan al suelo. 

Este sentimiento de rechazo fue a más con motivo de la reforma de la céntrica avenida de la localidad malagueña de La Cala del Moral, que "ha puesto en pie de guerra a los vecinos de este núcleo de Rincón de la Victoria", se podía leer en Diario Sur. 

El proyecto del Ayuntamiento incluía la tala de unos 80 árboles de gran tamaño, entre ficus, moreras, jacarandas y otras especies, "que tienen unas grandes ramas, lo que ofrecía sombra en los meses de más calor. Sin embargo, el Consistorio ha decidido talarlos, sustituyéndolos por palmeras del tipo coco plumoso", señalaba el periódico. 

Otro medio, eldiario.es, contaba cómo unos 500 vecinos se habían manifestado, haciendo incluso sentadas, para evitar la tala e incorporación de palmeras, en una actuación que tuvo que contar con un operativo especial de la Guardia Civil. 

En Elche se veneran

Sin embargo, en Elche pasa todo lo contrario. Las palmeras son un símbolo que incluso traspasa a la declaración como Patrimonio de la Humanidad concedida al huerto histórico de El Palmeral en el año 2000.

La palmera está presenta en todo, desde su himno oficial, los oficiosos y el del Elche Club de Fútbol, hasta en su fiesta, donde se lanza la famosa Palmera de la Virgen en la Nit de l'Albà o como principal reclamo turístico: la palmera Imperial, una rara avis con siete brazos en el Huerto del Cura. 

La aparición del picudo hace una década no solo supuso un reto que casi le cuesta a la ciudad alicantina la distinción de la UNESCO, sino que conllevó las batallas políticas más encarnizadas entre el gobierno local y la oposición.

El dolor por la pérdida de tantos ejemplares (se dice que existen tantas palmeras como habitantes ilicitanos, unas 230.000) se ha trasladado al tiempo presente, cuando el ayuntamiento anunció, convocatoria de medios mediante, que tenía que retirar un ejemplar infectado en la plaza céntrica de La Glorieta porque "era imposible salvarla", y que iba a proceder a reponerla "en el hueco que deja esta". 

Hasta estos días, cuando la ciudadanía se echó las manos a la cabeza con un informe de la Universidad Miguel Hernández que recomendaba instalar el nuevo centro de Congresos de la Diputación en el parque municipal, donde en teoría la nueva ley del Palmeral y la declaración de Patrimonio impiden su construcción.

Porque en Elche siempre se ha tenido claro que sus simbólicas palmeras deben protegerse; en Málaga, en cambio, parece que no están para estas cosas.   

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