Alicante

Este jueves se cumplen tres años de la llegada del Aquarius al puerto de Valencia, donde desembarcaron 629 personas refugiadas a las que el recién nombrado gobierno de Pedro Sánchez decidió acoger tras la negativa de la Italia de Salvini. 

Con este gesto, el ejecutivo socialista daba un giro a las políticas migratorias de Mariano Rajoy, aunque con fecha de caducidad pues, una vez disipado el foco mediático, España volvió a las mismas medidas, que en el caso de las personas del buque humanitario ha supuesto para el 94% de ellas la denegación del asilo

Tres ejemplos de ello son los que encarnan Abdelali, Meryem y la pequeña Miral, de 3 años y medio, una familia de Marruecos que vive en Elche de la ayuda del consistorio y de la ONG Ayuda a Personas Refugiadas Sirias de la localidad. 

Sin embargo, y como ellos han dicho a este medio con un español notable que han ido aprendiendo en este tiempo, no les ha quedado más remedio que aceptar la ayuda para el alquiler de la vivienda después de que el gobierno central les retirara la tarjeta roja como solicitantes de asilo el pasado 20 de febrero de 2020, lo que en la práctica les ha dejado desde entonces sin la posibilidad de trabajar -como venían haciendo- y en situación irregular. 

Este drama concreto lo cuentan los protagonistas en el corto-documental 'Vengo de las olas', que será proyectado este miércoles en los cines del centro comercial l'Aljub (20,30 horas) dentro de las actividades programadas por la concejalía de Cooperación al Desarrollo del Ayuntamiento de Elche con motivo del Día Mundial del Refugiado que se conmemora el próximo 20 de junio.

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Tras su proyección en los festivales de Tokio, San Petersburgo, México, Berlín, Barcelona y Valencia, el director del corto, Sergio Jaén, explica que se enteró de su historia por un artículo en prensa. “Se me encogió el alma y quise hacer algo para visibilizar y ayudar a estas personas”, apunta porque entiende que "la sociedad se ha inmunizado a los números" que representa la inmigración. 

Huir de Casablanca

En el corto del joven cineasta ilicitano esta pareja explica cómo tuvo que huir de Casablanca después de que les amenazara de muerte el padre de Meryem, "un hombre muy poderoso que dirige una mafia de droga”, tras rechazar su hija un matrimonio concertado con un hombre pudiente. 

En su travesía llegaron a Libia, un estado fallido donde las torturas e incluso la esclavitud de personas es una constante, según han venido denunciando organizaciones humanitarias y las Naciones Unidas. Allí nació Miral "y decidimos coger una patera porque allí no iba a tener ningún futuro", señala Abdelali a este medio. 

Tras varios episodios de angustia que aparecen en la película, se subieron a una endeble embarcación que doblaba su capacidad, recuerda ahora el padre de familia. A las 10 horas, el motor se paró en mitad del mar y de la noche "y casi se paran nuestros corazones". Finalmente, lograron arrancar y horas después fueron rescatados por el Aquarius. 

De integrados a excluidos

Esta Meryem, Abdelali y Miral "estaban teniendo una oportunidad" en Elche, explica Joaquina Agulló, de la ONG de Ayuda a Personas Refugiadas, "demostrando que estaban integrándose, aprendiendo el idioma y sin ningún problema con nadie", aduce, "por lo que no entendimos esta retirada de la tarjeta roja" el 20 de febrero de 2020. 

Esta decisión del gobierno de Sánchez de no renovarles la petición de asilo se produjo pocas semanas antes de que se decretara el primer confinamiento por la pandemia. Esta familia pasó a perder automáticamente el trabajo, él, en una fábrica de ropa donde accedió tras formarse como conductor de carretilla de transporte, ella, como ayudante de cocina en un restaurante, y pasaron a estar encerrados en casa sin ninguna capacidad de generar ingresos. 

"Nos vimos en la calle", reconoce Meryem. Para evitar esta situación, la concejalía de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Elche que dirige Mariano Valera decidió sufragar parte del alquiler de la vivienda, siempre y cuando la ONG de Ayuda a Personas Refugiadas también hiciera su aportación mensual, como han venido haciendo. 

Sin posibilidad teórica de regularizar su situación por la vía del "arraigo social" puesto que para ello, además de acreditar que llevan tres años empadronados, deberían incluir un contrato de trabajo de un año de duración, cuestión a la que no pueden aspirar sin la tarjeta roja que les retiró el Gobierno, ¿qué opciones les quedan? El gobierno de Sánchez, como hacía el de Rajoy, apenas está aprobando las solicitudes de asilo; solo un 5% en 2019, 25 puntos menos que la media de la Unión Europea. 

Esa será una de las preguntas que saldrán en el cinefórum creado tras la proyección del corto, donde el alcalde, el socialista Carlos González ya ha confirmado su partipación, por lo que seguramente avanzará si el Ayuntamiento tiene algún plan para seguir ayudando a esta familia tras terminar, en septiembre, la aportación que habían venido realizando para el pago del alquiler. 

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