alicante

Los antivacunas empezaron a surgir con la primera vacuna, la de la viruela en 1796 descubierta por el médico inglés Edward Jenner. Desde entonces, este movimiento, en auge a raíz de la actual pandemia de la Covid-19, no se ha mantenido en las sombras, todo lo contrario, y 'ha contagiado' a diferentes estatus de la población. 

Este ha sido el punto de partida del seminario online impartido hace unas semanas por el presidente de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, Ricardo Campos Marín, para el alumnado del Máster Universitario Conjunto en Salud Pública por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y la Universidad de Alicante (UA).

Campos Marín, que no ha dejado escapar la oportunidad para aclarar que es partidario de las vacunas, "estoy deseando que me llamen", ha realizado un recorrido histórico con una advertencia: "cada pandemia es única y no se puede analizar con el mismo criterio que la actual".

Así, ha contado que, en un primer momento, las primeras críticas a las vacunas partieron del mundo obrero. Nos encontramos en el siglo XIX, marcado por la Revolución Industrial, explica el también investigador científico del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid, una época en la que se llegó a perseguir y multar a los padres que se negaban a vacunar a sus hijos, asegura. 

Las leyes de la vacunación obligatoria existieron en países como Gran Bretaña y sentó un precedente que lleva a este científico a considerar que, en la actualidad, imponer las vacunas a la población conllevaría "un rechazo muy fuerte que acabaría siendo contraproducente". 

El médico inglés Edward Jenner.

Además de obreros, los antivacunas también están asociados al perfil del vegetariano del siglo XIX, "los cuales eran contrarios a cualquier tipo de experimentación". También era contrario el sector eclesial, el motivo: "se consideraba la viruela como un castigo de Dios y la vacuna una alteración de sus deseos".

Medios de comunicación 

Antes de que llegara el 2020, señala Campos Marín, el mundo de la Medicina en general asociaba ese año al 40 aniversario de la erradicación total de la viruela. "Pero la Covid-19 impidió cualquier celebración", apuntilla. 

A la lógica preocupación inicial, insiste, hemos llegado a un punto de "fatiga pandémica por exceso de información". A su juicio, este cansancio no solo obedece a "la cantidad" de noticias relacionadas con el coronavarus, sino (sobre todo) a "la calidad", la cual "influye en la percepción que se tiene de la pandemia y de la vacunación, algo que no ha pasado con anteriores pandemia", asevera. 

Bosé y Falcó

"La retransmisión en directo de la vacunación es casi pornográfica", opina. Y, como no, se moja sobre la presencia de famosos antivacunas en prime trime. "¿Qué pintan dos programas dedicados a Miguel Bosé? ¿Qué nos importa lo que diga Tamara Falcó o Victoria Abril?. No se puede en hora punta hacer este tipo de declaraciones".

Por último, considera que el mundo "no va a olvidar fácilmente" la Covid-19 "porque seguramente la pandemia ha venido para quedarse y convivir con ella" y advierte "no será ni la primera ni la última que tengamos y eso hará que se modulen las políticas de salud públicas de otra manera.

Por lo tanto, si las pandemias van a seguir repitiéndose, también las campañas de vacunación. "Si la de ahora tiene éxito, posiblemente las siguientes vacunaciones serán más fáciles, pero si se sigue dando altavoz a casos de trombos y credibilidad a antivacunas, todo pasará a ser muy complicado".

 

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