Dentro de un mes, el 6 de noviembre, se celebrarán las elecciones de la patronal en la Comunitat Valenciana (CEV) con el actual presidente, el valenciano Salvador Navarro, fuera del proceso tras anunciar que renunciaba a la reelección por falta de apoyos. Las malas relaciones con el empresariado alicantino desde que en 2018 consiguió convertir a la patronal provincial valenciana en autonómica (tras los últimos estertores de Coepa) y otros frentes abiertos en Castellón, han terminado por dejarle al margen del futuro empresarial autonómico.
Y junto a él, a quienes desde Alicante le han apoyado en todo este tiempo como el empresario y presidente alicantino de la CEV, Joaquín Pérez (Neumáticos Soledad) o la secretaria general de la CEV, la ilicitana Esther Guilabert, en el punto de mira de quienes han urdido la renovación.
El presidente de la Unión Empresarial de la Provincia de Alicante (Uepal), César Quintanilla, será el nuevo presidente de la patronal en Alicante después de confirmar su intención de hacerse con la presidencia provincial de la CEV.
Paradojas del destino, Uepal quiso convertirse en la sucesora de Coepa y se topó con el bloqueo de Salvador Navarro apoyado desde la Generalitat por el entonces presidente Ximo Puig (PSPV-PSOE), al que tampoco nunca le hizo gracia la autonomía alicantina respecto al cap i casal.
La Confederación Empresarial de la Provincia de Alicante se extinguió principalmente por problemas financieros derivados del concurso de acreedores y por la imposibilidad de hacer frente a una elevada deuda, agravada por la gestión del centro de oficios. Ximo Puig no quiso rescatarla (pese a que parte de la deuda fue por impagos de la Generalitat) dando así a Navarro (CEV) la oportunidad de hacerse con todo el pastel de las subvenciones públicas y la representación.
En su declaración de intenciones Quintanilla fue claro la pasada semana: su objetivo es "fortalecer la unidad empresarial en la provincia y establecer un modelo de defensa del tejido productivo y sus sectores". La provincia ante todo.
Y luego, "la cohesión territorial en la Comunidad Valenciana, en la defensa de los intereses individuales de cada sector y en la necesaria visibilidad y capacidad de influencia de la provincia de Alicante en connivencia con el proyecto global compartido de la Comunidad Valenciana, que se sustentará en un proyecto coral y compartido". Nuevamente la provincia, esa es la hoja de ruta.
Los empresarios alicantinos destilan ante esta sucesión de nombres en los cargos la misma ilusión que pesimismo, ya que opinan que desde Valencia se hará todo lo posible por impedir esa autonomía de Alicante. Está por ver cómo pretende el valenciano Vicente Lafuente (presidente de la patronal del metal (Femeval) organizar la confederación empresarial en los próximos años.
Desde Alicante se han puesto sobre la mesa dos objetivos. Primero, un presupuesto propio. Segundo, capacidad de representación provincial en las instituciones. Lafuente, quien sin Alicante no habría podido postularse a la sucesión de Navarro, tiene en su mano cumplir con esos dos objetivos, con uno o con ninguno. Hasta ahora Navarro parecía todopoderoso habiendo sido reelegido como presidente autonómico en enero de 2022 para un segundo mandato de cuatro años, por unanimidad.
