Apenas necesitó una semana para meterse en el bolsillo al cuerpo técnico y al vestuario. Javi Jiménez (Quesada, Jaén, 1996) fue de los últimos en subirse al proyecto del Hércules de Alicante, aunque su fichaje era una "apuesta segura de rendimiento y compromiso", según el club.
El futbolista evita colgarse la etiqueta de líder silencioso y admite su fascinación por todo lo que representa la institución blanquiazul.
"Aquí se viene a ganar", resume este trotamundos del fútbol español, que persigue con anhelo —después de varios intentos fallidos— el primer ascenso de su dilatada carrera, ahora en Alicante.
Pregunta.– Lo normal es que este domingo, tras cumplir sanción, regrese al equipo en Elda. ¿Cómo vivió el partido ante el Europa desde la grada?
Respuesta.– Mal, porque se pasa peor en la grada que en el campo. Pero bueno, al menos sacamos tres puntos que nos permiten ver las cosas con otra perspectiva. En casa estamos fuertes y con sensaciones muy buenas.
P.– Ahora falta mantener ese nivel fuera. ¿Cómo es posible que el Hércules lleve casi nueve meses sin ganar lejos del Rico Pérez?
R.– Ahí está nuestro hándicap, pero la realidad es que lo que le pasa al Hércules lo he vivido en muchos clubes. He jugado en equipos que fuera eran martillos pilones, y luego en casa… En nuestro caso ha sido por detalles. Siempre pasa algo, y si no es por una cosa es por otra.
P.– El último partido que ganó el Hércules fue en Alcoy, allá por marzo. Estaría bien cerrar este círculo con un triunfo en otro derbi provincial.
R.– Sería genial, sobre todo porque el Eldense es un equipazo. Ganar en Elda sería un golpe fuerte sobre la mesa para el grupo y para nosotros mismos, porque demostraríamos que somos capaces de sumar de tres también fuera.
El lateral intentando bloquear un balón.
P.– A pesar de los históricos que hay en la categoría, ¿esperaba un grupo tan parejo?
R.– Sí, es algo que caracteriza a la categoría. Para mí, por ejemplo, el filial del Atlético es un equipo superlativo y les ganamos 3-0. Cartagena, Eldense… hay muy buenos equipos y nadie logra escaparse.
P.– Usted tiene amplia experiencia en categorías no profesionales. ¿Diría que la Primera RFEF es más complicada que la extinta Segunda B?
R.– Sí, es más fuerte. El filtro se reduce: hay menos equipos, pero mejores jugadores y mucha más igualdad. Esta categoría está más profesionalizada y se parece más a Segunda que a Segunda B.
P.– A pesar de su edad, ya ha militado en nueve clubes. ¿No le gusta echar raíces o es casualidad?
R.– Depende de cómo se mire. Habrá quien piense que cambio de club porque soy muy malo y no me quiere nadie, pero la realidad es que se han dado muchas circunstancias. En algunos sitios no han contado conmigo —algo respetable— y en otros fui yo quien decidió salir. Pero de todos guardo un buen recuerdo porque he tenido la suerte de conocer a personas excelentes.
P.– ¿Cómo se encuentra en Alicante?
R.– Desde el primer momento me han recibido de forma excepcional: el club, el vestuario y los aficionados. Es espectacular. Tengo cosas que mejorar, pero estoy muy contento por cómo me tratan. El club me ha encantado porque, pese a lo grande que es, es muy familiar. Se respira cercanía. De seis días de entrenamiento, gente del club como Paco (Peña), Enrique (Ortiz) o Javi (Portillo) están los seis pendientes de lo que necesita el equipo y los jugadores.
P.– Poca gente en esta plantilla anhela más que usted un ascenso.
R.– He perdido tres playoffs y eso tiene que romperse en algún momento. Y Alicante es el sitio ideal, porque una ciudad como esta no se puede permitir no tener un equipo en el fútbol profesional. La ciudad, el club, el estadio… Todo es una pasada. En lo que podamos, vamos a luchar por cambiar las cosas.
P.– Usted ha estado en otros clubes con urgencias. ¿Tanto pesa la camiseta del Hércules?
R.– Bueno, todas tienen más o menos el mismo tejido y pesan igual. Pero, ahora en serio, es verdad que la exigencia no es la misma en todos los sitios. Aquí pesa la institución y la historia del Hércules, y eso te da una responsabilidad mayor. La mejor manera de llevarlo es respetando el escudo y la institución. Al Hércules se viene a ganar, y la ambición tiene que ser la máxima posible, aunque luego los resultados pueden o no acompañar.
Javi Jiménez, derecha, durante un entrenamiento.
P.– ¿Está el vestuario más tranquilo desde que cesó el runrún sobre el futuro de Torrecilla?
R.– El fútbol es muy injusto con la figura del entrenador. A veces están demasiado solos. Y puedo asegurar que los malos resultados no eran por falta de trabajo. A veces lo mejor es esperar a que las cosas cojan su rumbo, pero en el fútbol —como en muchas cosas de la vida— lo queremos todo ya y deprisa. Aquí por trabajo e intensidad no será.
P.– ¿Se siente el líder del equipo en el campo?
R.– Yo creo que no. Tenemos un vestuario tan bueno y tan sano que todo el mundo aporta su trozo de liderazgo. A lo mejor, por la experiencia que tengo, puede parecer que hago o digo más que los jóvenes, pero aquí no hay una voz cantante, sino todo un vestuario.
P.– Tras el sufrimiento del inicio, ¿tienen ganas de verse ya arriba o mejor esperar al zarpazo final?
R.– Las ligas se deciden en los dos últimos meses. Es verdad que queda mucho, pero también que los puntos que vuelan no vuelven. Hay que estar siempre bien posicionados para el sprint final.
P.– Y llega un derbi provincial. Ya sabrá que al Hércules, salvo el año pasado, no se le suelen dar bien.
R.– Son partidos bonitos, con ese aliciente emocional, pero en esta ocasión además está la connotación deportiva, el Eldense para mí es un rival directo y va a estar arriba. Espero un ambiente sano, de jolgorio y deportivo para las dos aficiones.
P.– ¿Cómo vive los derbis?
R.– Con una implicación especial, porque sabemos que son importantes para nuestros aficionados. Pero en mi caso no va mucho más allá. Yo, por ejemplo, soy de Jaén y quiero que a todos los equipos andaluces les vaya bien. Me gusta presumir de lo bien que les va a los equipos de mi tierra. Luego, si me enfrento a ellos, ya es otra cosa.
