Cuando se piensa en Alicante, la primera imagen suele ser la de sus playas abarrotadas de turistas.
Pero a unos pocos kilómetros tierra adentro, los pueblos del interior viven un proceso de transformación donde la innovación, el emprendimiento y el apoyo a los productores locales son las claves.
Detrás de este movimiento se encuentra el Grupo de Acción Local ASIR, una asociación sin ánimo de lucro que, desde 2018, gestiona fondos europeos para el desarrollo rural en 13 municipios.
Su objetivo es tan sencillo como ambicioso: evitar que los pequeños pueblos desaparezcan y convertirlos en espacios atractivos para nuevos proyectos de vida.
Fondos europeos
ASIR canaliza las ayudas del programa europeo LEADER, destinadas a impulsar pequeñas y medianas empresas, autónomos y ayuntamientos.
La financiación puede llegar al 65% de la inversión, con un máximo de 100.000 euros por proyecto, pensados para mejorar la competitividad, modernizar negocios o incorporar procesos de digitalización.
La agroindustria también ocupa un lugar central. Bodegas, conserveras o productores de fruta encuentran en estas ayudas un apoyo decisivo para dar valor a los productos de proximidad y mantener la identidad agrícola de las comarcas.
Emprender en el pueblo
Una de las novedades más destacadas es el Ticket Rural, un apoyo directo de hasta 19.000 euros para quienes se den de alta como autónomos y quieran abrir un negocio en el mundo rural.
La presidenta de ASIR, María Jesús Torres, explica que está diseñado tanto para servicios esenciales, como psicología, fisioterapia o podología, como para recuperar oficios tradicionales en riesgo de desaparecer.
El requisito: presentar un plan de empresa viable. El propósito: cubrir los gastos básicos de los primeros años, etapa crítica para cualquier emprendedor.
Atraer nuevos habitantes
Mantener la población en los pueblos es una batalla que en Alicante adquiere un sentido especial. La provincia supera los dos millones de habitantes, pero la gran mayoría vive en ciudades como Elche, Alicante u Orihuela.
Frente a esta concentración, ASIR propone avanzar hacia un modelo “urbano-rural”, donde vivir y trabajar en un pueblo deje de ser una opción residual para convertirse en una alternativa real.
“Queremos que los jóvenes puedan quedarse en sus municipios, pero también atraer a quienes buscan un proyecto de vida en el medio rural”, apunta Torres.
Turismo y experiencias
El turismo es otro de los pilares, aunque alejado del modelo de masificación de la costa.
ASIR apuesta por un modelo experiencial vinculado al patrimonio agrícola y natural: visitas a almazaras, rutas entre viñedos, escapadas gastronómicas o proyectos como Saborigen, que conecta a pequeños productores con consumidores interesados en productos de cercanía.
Nuevas oportunidades
La llegada de la fibra óptica y la expansión del teletrabajo han cambiado el panorama.
Ya no es imprescindible vivir en una gran ciudad para acceder a un empleo cualificado.
Esta nueva realidad abre la puerta a profesionales que buscan un mejor equilibrio entre vida personal y laboral, sin renunciar a sus carreras.
“No se trata de un éxodo masivo al campo, sino de equilibrar lo urbano y lo rural para que ambos se beneficien”, resume Torres.
Crecimiento
El interés no deja de aumentar. Si en 2018 apenas se gestionaron 17 solicitudes de ayuda, en 2022 fueron 54. Ahora, con un presupuesto de 2,5 millones de euros para el periodo 2025-2027, el número va en camino de batir récords.
La clave, según ASIR, es seguir mostrando que la provincia de Alicante es mucho más que su capital y sus playas.
