Alicante
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El 16 de septiembre de 1991 permanece grabado en la historia de Alicante como el día en que el terrorismo golpeó de la forma más brutal a la provincia.

Era una mañana apacible. Las calles de Mutxamel respiraban ese sosiego típico de los pueblos, cuando la rutina se vio interrumpida por un estruendo que sacudió hasta el último rincón de la localidad.

El coche bomba que ETA había abandonado frente a la casa cuartel de la Guardia Civil detonó en el momento y lugar menos esperado, llevándose por delante la vida de tres vecinos: Francisco Cebrián Cabezas, el conductor de la grúa que retiraba el vehículo, y los policías locales José Luis Jiménez Vargas y Víctor Manuel Puertas Viera.

La explosión hirió además a 27 personas y dejó al pueblo herido de muerte, conmocionado por una violencia que parecía lejana y que, en apenas un instante, se hizo terriblemente real.

El horror invadió las calles: cristales rotos, fachadas dañadas, familias corriendo en busca de seres queridos.

En la confusión, la solidaridad de los mutxameleros se impuso al miedo.

Lo que siguió fue una oleada de dolor, pero también de apoyo y ayuda entre vecinos, cuerpos de seguridad y sanitarios.

Cronología

Los miembros de ETA robaron un coche y colocaron en su interior una gran cantidad de explosivos, aproximadamente 50 kilos, con la intención de hacerlo chocar contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Mutxamel.

Para guiarlo en dirección al edificio, utilizaron una barra antirrobo acoplada al volante, y lanzaron el vehículo sin conductor por la calle.

Sin embargo, el plan falló: el automóvil acabó empotrado en la fachada de un banco cercano en lugar de en su objetivo, y los terroristas optaron por no detonar el artefacto en ese momento.

Cuando el director de la sucursal bancaria llegó a primera hora para abrir, se encontró con el coche bloqueando la entrada y pensó que podía tratarse de un automóvil averiado o abandonado.

Contactó con la Guardia Civil, que rápidamente envió a dos policías locales.

Estos, siguiendo el protocolo para retirar vehículos mal estacionados, solicitaron la intervención de la grúa municipal para trasladar el coche a un descampado próximo.

Durante la operación, mientras el vehículo era bajado de la grúa, la bomba se activó y explotó.

En cuestión de segundos, la onda expansiva acabó con la vida de los dos policías municipales, José Luis Jiménez y Víctor Manuel Puertas y del gruista, Francisco Cebrián, dejando además varios heridos, entre ellos un bebé que se encontraba en las inmediaciones.

Lo que había comenzado como una maniobra rutinaria se convirtió en la tragedia más sangrienta sufrida por Mutxamel, así lo recuerda la Presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Consuelo Ordóñez, en su cuenta de X.

El más sangriento

El atentado supuso el mayor golpe mortal de ETA en Alicante y dejó una cicatriz profunda en la provincia. Otros ataques siguieron, pero ninguno tan devastador, ningún otro con tantas víctimas.

Mutxamel no olvida. La herida sigue abierta, pero también la voluntad de mantener viva la memoria de quienes perdieron la vida y defender los valores de convivencia y paz.

Desde entonces, cada 16 de septiembre la localidad homenajea a las tres víctimas en un acto oficial.

Este 2025, la consellera de Justicia y Administración Pública, Nuria Martínez, ha participado en el acto, afirmando que "las víctimas son el alma de la memoria y el motor del compromiso social para que nunca se olvide el sufrimiento y la lucha de los afectados por el terrorismo".