Hablar de gestión de residuos en 2025 ya no solo hace referencia a separar envases o papel. Los biorresiduos, aquellos que sobran de nuestra mesa, exigen más que nunca una atención específica. En los últimos años, la conciencia ambiental ha evolucionado y ha pasado de verse como un lujo urbano a una verdadera urgencia rural, también en Alicante.
En este sentido, tanto ayuntamientos como instituciones más grandes muestran un compromiso cada vez más firme en la gestión de los residuos orgánicos.
Prueba de ello es la iniciativa que lanzó en 2018 la Diputación de Alicante para instalar puntos de compostaje comunitario, una inversión de 220.000 euros que en su día benefició a una veintena de municipios en la provincia.
En 2025, este compromiso sigue latente. Así lo refleja la diputada provincial de Medioambiente, Energía y Residuos Sólidos Urbanos, Magdalena Martínez en declaraciones a EL ESPAÑOL: "El compostaje comunitario es una iniciativa que conecta lo doméstico con lo colectivo y lo ecológico con lo económico. Y está dando muy buenos resultados en la provincia de Alicante", asegura.
Viendo los positivos resultados en la vida comunitaria, varios municipios quisieron también disponer de un presupuesto proveniente de la Diputación para instalar puntos de compostaje comunitario.
Así, en 2023, seis localidades se sumaron al proyecto: Ràfol d’Almúnia, Granja de Rocamora, L’Alqueria d’Asnar, La Vall d’Ebo, Llíber y Tibi, con una inversión adicional de 150.000 euros.
En total, en 2025 son 26 instalaciones repartidas por la provincia, desde Alfafara hasta Mutxamel, cubriendo núcleos de montaña y comarcas conforme a la Ley 18/2018 de la Generalitat.
Resultados con datos
Algunos municipios como Mutxamel ya notan el positivo impacto de esta iniciativa en su vida comunitaria. Concretamente, solo con los restos de comedor escolar ya se generaron 300 kg de compost en su primer lote, que se ha repartido a colegios y zonas verdes municipales y se sigue repartiendo en la actualidad.
Cada punto de compostaje está preparado para tratar entre 14 y 18 kg diarios de materia orgánica, lo que supone cerca de 6 toneladas anuales, beneficiando a unas 25–30 familias.
Magdalena Martínez resume el impacto con claridad: "Los vecinos recogen las bolsas, las llevan a la compostera y ellos mismos se crean su compost sin necesidad de comprarlo, todo el mundo gana".
Un impacto que se ve reflejado con datos: desde su implantación, se ha reducido en un 30–40 % la frecuencia de recogida de residuos y las toneladas destinadas a tratamiento.
Una de las consecuencias directas se refleja también en el ahorro en transporte y gestión, así como una reducción significativa de emisiones de CO₂.
En municipios como Alcoy y Muro, el uso eficaz del contenedor marrón ha permitido una rebaja del 77 % en el precio por tonelada de basura de resto, pasando de 54,70 € a 12,75 €.
A ello se añaden beneficios locales como la mejora del suelo, con un compost de calidad clase A apto para uso agrícola y ornamental, y una herramienta de sensibilización en colegios o grupos vecinales.
Una red vecinal para hacer compost
Para hacer un buen uso del compost, los vecinos separan orgánicos en casa, depositan las bolsas en contenedores marrones, trasladan semanalmente a la compostera, y el compost resultante se reparte entre huertos o jardines locales.
Para ello, la Diputación aporta la infraestructura como módulos, sombra y punto de agua, el equipamiento como pala, termómetros, capazos, y formación, mediante el Manual práctico de compostaje comunitario, donde quedan reflejadas técnicas y etapas del proceso de aportación, degradación y maduración.
También ofrece subvenciones para adquisición de trituradoras, apoyo en transporte de residuos y fomento de poda para incorporarla al ciclo.
Un círculo que crece
Este modelo ha demostrado ser especialmente eficaz en municipios pequeños distinguidos por su dispersión geográfica, como zonas en montaña o interior, donde el transporte a plantas distantes encarecía el coste de la gestión. Además, programas educativos, talleres y visitas en centros escolares están consolidando la idea de que reducir residuos también es formar conciencia.
El éxito del compostaje comunitario en Alicante sigue inspirando a otros municipios: en el Comtat y l’Alcoià, el Consorcio Terra ya está extendiendo el contenedor marrón y las composteras a más localidades, mientras los ayuntamientos empiezan a visualizar ahorros de hasta 600.000 euros si se generalizaran las buenas prácticas