Algunos alicantinos se han despertado este lunes con una alerta en el móvil por seísmo.
La madrugada de este lunes ha comenzado con un fuerte sacudón sísmico en el sureste peninsular. Un terremoto de magnitud 5,5, con epicentro marino al sureste del Cabo de Gata (Almería) y a una profundidad de apenas 2 kilómetros, ha despertado a miles de personas en Andalucía, Murcia, la Comunidad Valenciana y otras regiones del sureste español.
El temblor, registrado a las 07:13 horas, se sintió con claridad incluso en zonas interiores y costeras de Alicante, donde se activaron alertas móviles de emergencia ante el potencial riesgo de tsunami.
El Instituto Geográfico Nacional (IGN) confirmó que la magnitud del seísmo fue de 5,5 y que su epicentro se localizó en el mar de Alborán, a escasos kilómetros de la costa almeriense. La sacudida se percibió en más de 50 localidades, afectando a provincias como Almería, Granada, Murcia, Jaén, Alicante e incluso Melilla.
Aunque no se han registrado daños materiales significativos ni víctimas, el seísmo se sintió con intensidad en áreas como Albox, Vera, Níjar o Mojácar, despertando a vecinos y turistas.
¿Por qué llegó la alerta a Alicante?
Muchos alicantinos se sorprendieron al recibir en sus móviles un mensaje de alerta sísmica, pese a estar a más de 200 kilómetros del epicentro. Pedro Gómez, meteorólogo de MeteOrihuela, aclara que “se establece un rango de seguridad geográfica”, por lo que “cualquier zona dentro de ese perímetro recibe la alerta, como medida preventiva”.
Este protocolo se activa de forma automática ante la posibilidad, por remota que sea, de un maremoto (tsunami) generado por el temblor. En este caso, la alerta por maremoto fue emitida y desactivada en cuestión de minutos, al confirmarse que no existía riesgo real para la población.
Sismicidad del sureste
Aunque no se han producido daños, este episodio sirve para recordar que la Península Ibérica, especialmente su flanco sureste, es una zona de actividad sísmica frecuente. Pedro Gómez subraya que “cada año ocurren decenas de terremotos en nuestro territorio, aunque muchos son tan leves que apenas se sienten”.
La comparación con el terremoto de Lorca (2011) es inevitable. “Si este terremoto hubiese ocurrido en tierra, en vez de en el mar, estaríamos hablando de un escenario similar al de Lorca, con bastantes daños”, advierte el meteorólogo. “Afortunadamente no ha sido así”.
Gómez concluye con un mensaje claro: “Evaluar el riesgo sísmico, educar a la población en medidas de autoprotección y adoptar medidas constructivas adecuadas son fundamentales para reducir nuestra vulnerabilidad ante futuros terremotos”.