Alicante

El 12 de julio la Comunidad Valenciana se convirtió en la primera comunidad autónoma que retomaba el toque de queda nocturno dos meses después de vencer el estado de alarma en toda España. El motivo era el incremento de contagios en plena quinta ola, que volvió a colocar la incidencia acumulada de la autonomía por encima de los 560 casos por cada 100.000 habitantes.  

La medida de restricción a la movilidad nocturna afectó en primera instancia a 32 municipios, y ha sido renovada dos veces: en la primera se amplió a 77 localidades y en la segunda se acotó a 68. Algunas localidades, como la capital valenciana, llevan 50 días con los derechos fundamentales recortados, y sin posibilidad de moverle libremente entre la una y la seis de la madrugada. En total afecta a 2,6 millones de valencianos, más de la mitad de la población. 

Estos tres toques de queda han sido avalados por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana, desde donde se ha considerado que los informes entregados por el Gobierno valenciano están bien fundamentados y justifican esta medida.

En su último fallo, sin embargo, uno de los magistrados emitió un voto particular en el que apuntaba que una Administración autonómica no podía adoptar una medida como "confinar a la mitad de la población valenciana" durante casi dos meses sin el estado de alarma que autoriza el Gobierno de España.

Y lo cierto es que en otras regiones ese toque de queda se ha rechazado o matizado, con diversas consideraciones que hacen preguntarse qué factores se tienen en cuenta en cada región. En Cataluña, por ejemplo, el alto tribunal aseguró hace una semana que el estado de alarma "no puede utilizarse como una herramienta de orden público", que es precisamente la filosofía con la que la Generalitat Valenciana lo aplica para tratar de reducir los contagios entre los segmentos más jóvenes (y menos vacunados) de la población. 

Incidencia y Fallas

¿Ha tenido un efecto positivo la restricción de la movilidad nocturna en la Comunidad Valenciana? Es difícil decirlo, precisamente por la comparación. La quinta ola se ha doblegado en la región al mismo tiempo que en el resto de España, a pesar de que la mayor parte no tiene el instrumento del toque de queda.

Pero también es cierto que la autonomía mejora más rápidamente en sus indicadores y ya ha salido de riesgo extremo por Covid (menos de 250 casos por 100.000 habitantes) mientras la media nacional se mantiene ligeramente por encima (264).

Las actuales restricciones de la Generalitat, y que incluyen la limitación del derecho a reunión hasta un máximo de diez personas, vencen el próximo 6 de septiembre, aunque días antes se revisará. Mientras tanto la ciudad de Valencia se prepara para celebrar desde este miércoles la fiesta de las Fallas (durará hasta el domingo), sus fiestras grandes, con los monumentos ya plantados en la calle. 

En este sentido, entidades como la patronal hotelera Hosbec, la mayor de la Comunidad Valenciana, han alertado del "contrasentido" que supone la celebración de estas fiestas en una localidad que, además, cuenta con un toque de queda en vigor. En opinión de los empresarios, la posibilidad de un repunte de contagios que retrase la recuperación desaconseja "este tipo de eventos multitudinarios". Por el momento la Generalitat se ha limitado a aprobar una serie de restricciones que se aplicarán en las fiestas, pero que incluyen medids sorprendentes como pasacalles con bandas de música. 

En este sentido, Alicante decidió el pasado mes de mayo suspender las Hogueras de San Juan, que se celebraban tradicionalmente en junio, tras consultarlo con los festeros y haber realizado una encuesta interna. En un comunicado, explicaron que "celebrar la Fiesta en estos momentos tan difíciles no sería celebrar les Fogueres porque se perdería toda su esencia y generaría incomprensión en la ciudadanía". Se estima que en un año normal estas fiestas atraen a un millón de visitantes al día.

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