La repentina muerte de Carme Chacón ha movilizado en la consternación y el dolor a todos los cuadros del PSOE, a los expresidentes González y Zapatero, a varios miembros del Gobierno, a diputados y senadores de otras formaciones y a destacados políticos ya retirados. Además, cientos de militantes y ciudadanos anónimos se han acercado este lunes a la madrileña sede de Ferraz para participar en las exequias a la exministra de Vivienda y Defensa y firmar en los libros de condolencias. Sin embargo, Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López han evitado hacerse una foto juntos en la capilla ardiente. Los tres, visiblemente consternados, han preferido despedirse por separado de su compañera.

Una y otra actitudes, el pesar generalizado por la desaparición prematura de Chacón y la incapacidad demostrada por los tres aspirantes a dirigir el PSOE a la hora de apartar sus diferencias ante el féretro de la mujer que un día también quiso liderar su partido, demuestran que lo mejor, pero también la parte menos generosa de la política, se han dado cita en estas honras fúnebres.

Afecto de los adversarios

Lo mejor porque no se puede dudar de que la primera ministra de Defensa de España fue una mujer querida por quienes la conocieron y trataron; un aprecio a prueba de diferencias ideológicas. En este sentido, las lágrimas de la titular de Sanidad, Dolors Montserrat, y las sentidas manifestaciones de pésame de Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Rafael Catalá, Ana Mato y Eduardo Zaplana han sido elocuentes.

También hay que reseñar la presencia en la capilla ardiente de cargos de Podemos como el senador Ramón Espinar o la diputada Ione Belarra -entre otros- por cuanto contrasta con la cicatería moral y humana de este partido cuando se negó a participar en el minuto de silencio que el Congreso de los Diputados tributó a Rita Barberá horas después de su muerte.

No se puede poner en duda que el PSOE es ahora mismo una formación abatida por la pena. Por ello no resulta extraño que Díaz, Sánchez y López hayan decidido suspender los actos de campaña de las primarias programados para los próximos días. Ni siquiera se deben extraer de este episodio críticas precipitadas y valoraciones maximalistas sobre la actitud de los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE. Pero lo que no se puede negar es que la unanimidad ante el dolor por la muerte de Carme Chacón ha sido ensombrecida por un partido en el que sus facciones lloran juntas, en el mismo edificio, pero no unidas.