Hijas e hijos de mujeres que fregaron escaleras se han lanzado a las redes sociales a defender la dignidad de sus madres, que dicen mancillada por el comentario de Cristina Ibarrola.

Son tantos, que se diría que las madres de la mitad de los españoles fregaron escaleras. Y la ola sigue creciendo. Con esto empieza a suceder como con los millones de españoles que corrieron delante de los grises. Se ve que unos corrían y otras fregaban.

La exalcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola.

La exalcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola. Europa Press

De inmediato, esos comentarios han recogido la solidaridad de otros miles de personas, y el escándalo ha dado incluso para que la SER abriera su informativo este viernes y que las tertulias de la tele condenaran enérgicamente las palabras de la alcaldesa saliente. Entre apoyar a las madres o comentar el inopinado apoyo del PSOE al partido que se descojona en la cara de las víctimas de ETA, no hay color.

Esa sensibilidad con las manifestaciones de Ibarrola no la detecté en los mismos tuiteros cuando Valtònyc y otros artistas hacían versos como "Matando a Carrero ETA estuvo genial, a la mierda la palabra, viva el amonal" o "Para todos aquellos que tienen miedo cuando arrancan su coche, que sepan que cuando revienten sus costillas, brindaremos con champán". La poesía ante todo.

Hoy el debate son las madres que friegan escaleras. Se ha empezado a establecer que el comentario de Ibarrola es la prueba fehaciente de que tenía que ser desalojada del gobierno de Pamplona. Que se lo merecía por mala persona y por todo lo que representa.

El PSOE tuiteó en su cuenta oficial: "Nosotros preferimos no ser unos clasistas". Yolanda Díaz añadió: "Una razón más para la moción de censura en Pamplona". Y la madre de todas las limpiadoras de escaleras de España, Irene Montero, remató: "Es clasismo y machismo".     

Mi madre, afortunadamente, no fregó escaleras. Pero sí las madres de algunos de mis mejores amigos. Digo "afortunadamente" porque, aun cuando sea un trabajo tan digno como cualquier otro, no es el que hubiera preferido para ella en caso de darse la situación y poder elegir. Y lo mismo pensaban las madres de mis amigos.

Las que de verdad fregaban escaleras les decían a sus hijos que se esforzaban por ellos, para que aprovecharan el tiempo y pudieran acceder a mejores trabajos que el que se veían obligadas a desempeñar. Y he de decir que su sudor no siempre mereció la pena.

Cristina Ibarrola dijo: "Nunca apoyaría a Bildu, a cambio de nada, pase lo que pase; prefiero fregar escaleras". Si hubiera dicho: "Nunca apoyaría a Bildu, a cambio de nada, pase lo que pase; prefiero picar en la mina", ¿tendríamos una huelga de mineros? ¿Se habría mancillado el honor de la sacrosanta minería?

Mi colega Prieto ha tuiteado: "Hay una señora que prefiere fregar escaleras que votar a Bildu. Ojo, qué escándalo". Con catorce palabras podría haberme ahorrado esta columna.

Pero creo que merecía la pena recordar que Joxe Abaurrea, mano derecha del nuevo alcalde Joseba Asiron, era concejal de Herri Batasuna cuando ETA asesinó a tiros a su compañero de consistorio Tomás Caballero, sindicalista y, como Ibarrola, miembro de UPN, y que no condenó entonces ni ha condenado hasta hoy ese crimen. En su currículum también tiene una condena por agredir a una mujer (no tengo el dato de si fregaba escaleras).

Hay madres que friegan escaleras y madres de auténticos indeseables. Esa es la verdadera cuestión.