Donald Trump ha condenado el recuento.

Donald Trump ha condenado el recuento. Reuters

EEUU

¿Puede el recuento en EEUU sacar a Trump de la Casa Blanca?

La estadística sugiere que es muy difícil, pero el sistema de votación no transmite confianza a los ciudadanos.

1 diciembre, 2016 01:00

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En los últimos días la candidata verde, Jill Stein, ha solicitado un recuento electoral en Wisconsin y Pensilvania y el miércoles en Michigan, tres estados clave para la victoria de Donald Trump. Al presidente electo no le hace ninguna gracia la iniciativa y en Twitter llegó a afirmar -sin pruebas- que había habido fraude en Virginia, California y New Hampshire, donde si impuso su rival demócrata.

La gran pregunta ahora es si esos recuentos pueden alterar el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. La respuesta rápida es la siguiente: es muy poco probable que cambien las tornas, pero no se sabrá hasta que se hayan recontado los votos e, independientemente de lo que suceda, los recuentos ayudan a instaurar la noción de que revisar los resultados electorales por sistema es una buena práctica.

“Las probabilidades de que alteren el resultado de las elecciones son muy, muy pequeñas”, afirma a EL ESPAÑOL Drew Penrose, director jurídico de la ONG FairVote, que ha realizado un análisis de todos los recuentos realizados a nivel estatal en EEUU entre los años 2000 y 2015.

En ese periodo hubo algo menos de 5.000 procesos electorales donde el conjunto del estado votó -esto incluye, por ejemplo, las elecciones presidenciales, a gobernador o al Senado federal. Se realizaron 27 recuentos y sólo tres de ellos transformaron el resultado de los comicios, en ningún caso a la Casa Blanca. El famoso recuento en Florida en el año 2000 para determinar si George W. Bush había derrotado de verdad a Al Gore está entre los que no lograron cambiar el rumbo de las elecciones.

El promedio de votos que pasaron de un candidato a otro a raíz de recuentos en el último quindenio es de 282. Pero en Winsconsin, Pensilvania y Michigan Trump supera a Hillary Clinton por unos 20.000, 60.000 y 10.000 votos respectivamente, según Cook Political Report. Además, recuerda Penrose, los tres estados tendrían que ir para la demócrata para que el presidente electo se viera fuera de la Casa Blanca.

Sin embargo, Penrose, que recomienda que siempre se auditen las elecciones, opina que el esfuerzo liderado por el Partido Verde puede contribuir a concienciar de la importancia de dedicar recursos a mejorar los procesos electorales. “Esperemos que conlleve más inversión en infraestructura electoral”, afirma.

AUDITAR LAS ELECCIONES

Para Pamela Smith, presidenta de VerifiedVoting, una ONG que trabaja por la integridad y transparencia de los comicios, la cuestión no es si los recuentos cambian quién es presidente sino la necesidad de auditar las elecciones para asegurarse de que no hubo problemas en el escrutinio.

“Como país tenemos una mezcla de sistemas de votación”, explica a este diario, “[y] no auditamos lo suficiente para tener confianza en que el resultado es correcto”. “Hacemos auditorías en industrias como el sector bancario; no hay razón para no hacerlo en unas elecciones”, asegura.

Smith aboga por que se realicen “auditorías robustas” tras unos comicios de manera obligatoria. Algunos estados requieren que se lleven a cabo auditorías poselectorales, pero los requisitos varían entre territorios. Wisconsin y Pensilvania son dos de esos estados -no Michigan-, pero en Wisconsin los requisitos de auditoría son pobres y en Pensilvania la mayor parte de los condados no tienen sistemas auditables, asevera.

Mientras que en Michigan y Wisconsin tienen sistemas de votación que dejan registros de papel que permiten verificar los votos, la mayor parte de Pensilvania usa máquinas que sólo registran el voto de forma electrónica, según VerifiedVoting, que mantiene una base de datos de los equipos que se utilizan a lo largo de EEUU.

Ante esta situación, Smith defiende que un recuento es la única forma de comprobar que, efectivamente, los resultados reflejaron la voluntad de los ciudadanos. “Si no hay una auditoría potente o no hay una auditoría, se acaba necesitando un recuento”, señala.

La aspirante verde Stein decidió lanzar una campaña para recabar fondos con los que solicitar un recuento después de que expertos en ciberseguridad y elecciones alertaran de que las viejas máquinas de votación en Wisconsin, Pensilvania y Michigan pudieron haber sido manipuladas. De hecho, las autoridades estadounidenses acusaron a Rusia poco antes de los comicios de querer injerir en la elección del nuevo presidente.

En Wisconsin, la aspirante verde argumentó que se había producido un incremento inusual de lo que se conoce como votos ausentes -papeletas que se solicitan cuando no se va a poder acudir a las urnas- sugiriendo que hackers rusos pudieron haber pirateado la base de datos de votantes del estado. Wisconsin comienza este jueves el recuento pero ha dado vía libre a los condados para realizarlo como quieran, pese a que Stein exigió ante la justicia que las autoridades estatales obligaran a hacerlo a mano.

En general, Stmith defiende que se recuente a mano por encima de ningún otro sistema, ya que permite que se interprete la “intención del votante” al rellenar una papeleta que una máquina podría no leer correctamente. “El recuento manual es el estándar dorado", concluye.