Este miércoles, poco antes de que la bandera palestina ondease por primera vez en el cuartel general de las Naciones Unidas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas, anunció a los líderes mundiales que su país no sigue sujeto a los acuerdos de Oslo con Israel. “No podemos continuar sujetos a estos acuerdos firmados con Israel e Israel debe asumir toda su responsabilidad como poder ocupante”, dijo al plenario de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

Abas denunció en su intervención los asentamientos de colonos judíos en territorio palestino y pidió ayuda a la comunidad internacional para “supervisar el fin de la ocupación” y protección a la ONU para su pueblo. El dirigente palestino afirmó que intentaría que se implementasen "todas las medidas legales" para la creación de un Estado palestino. Pero el líder aseguró que su mano sigue extendida para alcanzar la paz. 

El primer ministro Israelí, Benjamin Netanyahu, ha respondido a Abas este jueves en la Asamblea General de la ONU. "Estoy preparado para reanudar inmediatamente las negociaciones de paz directas con la Autoridad Palestina sin ninguna condición previa en absoluto", ha afirmado. "Desafortunadamente, Abás dijo ayer que no está preparado para hacerlo. Espero que cambie de opinión, porque yo sigo comprometido con una solución de dos estados para dos pueblos en la que una Palestina desmilitarizada reconozca al Estado de Israel". 

Por otra parte, Abas no tiene intención de disolver la ANP, surgida a raíz de los acuerdos, ni ha dicho que vaya a dar marcha atrás en ninguno de sus puntos. Y es que los Acuerdos de Oslo, firmados en la década de 1990, constituyen la base para el proceso de paz entre Palestina e Israel. Establecieron un periodo de cinco años para encontrar una solución final al conflicto que nunca se llegó a cumplir. Sus principales resultados fueron los siguientes:

  • La creación de la ANP como Gobierno provisional reconocido por Israel. 
  • El reconocimiento del Estado israelí por Palestina. 
  • La división de Cisjordania en tres zonas: la zona A, bajo control total palestino; la zona B, donde Israel se encargaría de la seguridad; y la zona C, controlada por los israelíes, que ocupa un 60% de Cisjordania.

Estos acuerdos de paz son el resultado de negociaciones entre bastidores de representantes de los dos países en Noruega. Pocos días ante de la firma de los acuerdos, el antecesor de Abas, Yasir Arafat, que dirigía la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), envió una carta al entonces primer ministro de Israel, Isaac Rabin, en la que la OLP reconocía “el derecho de Israel a existir en paz y seguridad”, se comprometía a una “resolución pacífica del conflicto” y renunciaba al “uso del terrorismo y otros actos de violencia”.

El 13 de septiembre de 1993, la Declaración de Principios sobre el Autogobierno Interino se firmó en Washington DC, donde el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, presenció un apretón de manos entre Rabin y Arafat. La Declaración establece la transferencia de poderes a los palestinos en Cisjordania y Gaza, la responsabilidad de Israel de continuar protegiendo las fronteras exteriores así como las carreteras y los ciudadanos israelíes en suelo palestino y cooperación económica dentro de Israel y Palestina. No discute sin embargo “asuntos de estado permanente”, como el control de Jerusalén, los refugiados, la política exterior o los asentamientos.

La puesta en práctica de la declaración se llevó a cabo en tres pasos: la firma del Acuerdo de Gaza y Jericó de 1994, que incluye la retirada de tropas israelíes de los dos territorios; el Acuerdo de Transferencia Preparatoria de Poderes y Responsabilidades, también de 1994; y, finalmente, el Acuerdo Interino Palestino-Israelí sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, firmado de nuevo en Washington. De este último nació el Parlamento palestino. Un año después, Yasir Arafat fue elegido en las urnas como líder de la ANP.

Pero el periodo de cinco años establecido por los Acuerdos de Oslo para alcanzar una solución hace ya tiempo que ha expirado. El proceso de paz ha estado estancado. En los primeros años del nuevo milenio tuvo lugar un segundo levantamiento o intifada por parte del pueblo palestino. Las últimas negociaciones, mediadas por EEUU finalizaron en 2014.