El cantautor Nacho Vegas

El cantautor Nacho Vegas EFE

Música

Banda sonora del desgobierno

Sus canciones han sido el preludio del caos político: Nacho Vegas no podía saberlo. Música 'populista' hasta que el barco flote o se hunda. 

23 enero, 2016 01:59

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Existe un elemento secreto capaz de tomar el pulso a un país. No son las urnas, no las encuestas. No, no el pactómetro: hay canciones que son síntomas. De eso sabe mucho el cantautor Nacho Vegas (Gijón, 1974), que lleva desde Resituación (2014) apreciando el tira y afloja de la ciudadanía española; vaticinando, sin saberlo, el caos electoral que estalló justo después de su último EP, Canciones populistas, presentado a mediados de diciembre. No tenemos gobierno, pero tendremos banda tocando hasta que el barco decida hundirse o flotar de una vez.

“Las canciones tienen ese poder de recoger lo que está en el ambiente”, esboza Vegas. “No se sabe cómo, pero acaban tomando sentido al cabo de cierto tiempo”. El artista considera “positivo” el clima de ingobernabilidad para “abrir un poco el melón” y “dar lugar a que haya nuevas maneras de luchar y de entenderse”. Huye del insulto para centrarse en “el acto de empatía”, pero reconoce que a veces se muerde la lengua: “Si no nos autocensurásemos, llegaríamos al asesinato”, bromea. 

Si no nos autocensurásemos, llegaríamos al asesinato

Este sábado a las 21.00 h. su populismo -“es una palabra bonita con la que se trata de manera despectiva al discurso alternativo”- surtirá efecto cubriendo todo el aforo de La Riviera de Madrid. Ya el jueves hubo reyerta poética entre la PAH y la banca en su concierto barcelonés dentro del festival Mil-Lenni. No era nada personal contra Sabadell -patrocinador del evento-, pero Vegas quiso abrir el recital con un vídeo en el que parodiaba a la banca y a los organizadores no les sentó muy bien. Hasta peligró la celebración del concierto: “Mi reivindicación primaria era por la PAH de Barcelona, que merece esa visibilidad por todo el trabajo que hacen”, cuenta. “La secundaria es que me da rabia que se naturalice que la banca pueda patrocinar un concierto como si fuera una marca de cerveza: las cervezas no cometen crímenes, la banca sí”. El desenlace fue simbólico. El arte pudo con la banca, un ratito. 

Populismo es una palabra bonita con la que se trata de manera despectiva al discurso alternativo 

-¿Eres de Hobbes o de Rousseau?- le pregunto.

-Me ha cambiado la mirada. En Nuevos planes, idénticas estrategias (Desaparezca aquí, 2005) tenía la lente más cínica, más distanciada, más Hobbes. Estaba cansado de los movimientos de militancia de izquierdas de Asturias y las discusiones de quién era más comunista que quién. Fueron valiosos también, pero me gusta que haya gente más joven, y tal vez más inocente o pura, entrando al Congreso. Aires nuevos. Yo quiero ser de Rousseau.

Aquí el soundtrack-preludio del desgobierno: 

1. Ámenme, soy un liberal (Canciones populistas)

Es la canción más representativa de su nuevo disco, versión de la cáustica y divertida Love me, I'm a liberal, de Phil Ochs. “Yo adoro a rumanos y a negros / si están lejos de mi portal / amigos míos, ámenme / soy un liberal”, canta Vegas. “En España hay una tolerancia hipócrita, un racismo de cara lavada. Y es peligroso porque normaliza posturas aberrantes, como el deseo de Ciudadanos de que haya sanidad exclusivamente para el español, o su negativa a cerrar los CIES (Centros de Internamientos de Extranjeros), que son unos agujeros negros del Estado que avergüenzan al que tenga un mínimo de conciencia”.

En España hay una tolerancia hipócrita, un racismo de cara lavada

El cantautor critica el exceso de atención a países como Venezuela o Cuba -“sólo por el hecho de ser alternativas al capitalismo, criticables o no”- en detrimento de “estados corruptos como México, con el que hay buenas relaciones”, o Israel, “otro amigo que reprime palestinos”. Lo dice como lo canta: “Al menos no estamos en Cuba / aquí hay libertad de elección / yo puedo elegir libremente / la carcasa de mi flamante smartphone”. Es un cinismo educado, una bromita social y pegadiza. “Y si un día nos agobia el mercado / pues ya se autorregulará”. Nacho Vegas dice que sigue prefiriendo la libertad a la seguridad. Igual que a los veinte años. 

2. Canción para la PAH (Canciones populistas)

Inspirada en el poema No perdamos el tiempo de Gloria Fuertes, Canción para la PAH se ha convertido en el himno de la plataforma. Ha llegado a cantarse con guitarras (¡dentro!) de sedes de bancos. En el concierto de Barcelona, cinco pancartas ocuparon el escenario que les cedió Vegas. Rezaban “Dación en pago retroactiva”, “Alquiler asequible”, “Stop desahucios”, “Vivienda social” y “Suministros garantizados”: “Son las cinco condiciones que la plataforma ha presentado a Podemos para que las lleve al Congreso”, cuenta. 

3. Actores poco memorables (Resituación)

En Actores poco memorables, la lente es tierna y ácida a la vez. El asturiano retrata personajes de diferentes ideologías. “Ahí está Ramón, policía nacional / estudió una vez, consiguió sacar la oposición / hoy le visten de azul y se gana la vida de torturador”. Hay hijos de la transición, divorciados, liberales, lectores de ABC que escriben sonetos en latín. “Son personajes un poco perdidos en la vida. Recuerdo cuando observaba las primeras reacciones al movimiento 15-M. La gente intentaba hablar de ello y no sabían, estaban asustados...”. Hay un látigo suave que se golpea hasta a sí mismo: “Uno de los actores es parecido a mí”, sonríe. “Por allí llega Nachín con otra lúgubre canción / se cree especial, pero no lo es, miradlo bien / es medio maricón, y se meaba en la cama hasta los diez...”

4. Libertariana song (Resituación)

“Hay expresiones que suenan bien y otras que hacen gracia / de las primeras, justicia social; de las otras, meritocracia / Vamos a usar las dos a ver qué tal nos cae / dicen que acaba de implosionar el edificio de la RAE”, canta. Nacho Vegas sostiene que en España se ha fomentado durante 30 años “una cultura del individualismo y la meritocracia, del esfuerzo a costa de pisar a los demás”. “Eso caló mucho en la gente de mi generación, hasta se palpaba en la música de los 90”. Ahora, “por suerte”, cree que empezamos a superarlo.

5. Runrún (Resituación)

¿Ha sido profético ese “Vienen de frente gigantes de azul / con las bocas llenas de su democracia / pero el miedo ha dejado de ser la actitud / suena en cada cabeza un hermoso runrún / Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”? El músico ya percibía esos pasos atrás recelosos del Partido Popular cuando la escribió: “Los paladines del régimen del 78 veían -y ahora comprueban- que se les acaba el juego. Se ha conseguido que los que tengan miedo sean ellos”.

6. Ciudad Vampira (Resituación)

Ciudad Vampira llama tímidamente a la sublevación, a reconquistar una ciudad perdida, una urbe triste en manos de los vampiros. “Vampiros es sinónimo de políticos”, aclara. “Yo la escribí pensando en Gijón, del que toda una generación tuvo que huir. Nos quedamos a vivir sólo los que podíamos hacerlo y otros en situaciones muy precarias. Si pienso en Madrid o Barcelona -los dos centros neurálgicos de la política española-, encuentro mundos enfrentados dentro de la misma ciudad. El otro día, paseando por Barcelona, veía el centro y pensaba en los últimos años de Xavier Trias y su turismo vendido a la clase alta. Pero a la vez hay movimientos culturales brutales y barrios autogestionados. Eso hace que la ciudad respire”.

Me gustaría que el PSOE siga en la pasotización en la que está inmerso y se acabe de hundir del todo

Nacho Vegas quiere nuevas elecciones. ¿Qué escenario político sería el que más le inspiraría en futuros discos? “Yo no decido lo que quiero escribir. Es la realidad la que me va imponiendo los temas. Preferiría escribir sobre amor, claro. Siendo realistas, no va a haber un marco fácil, pero me gustaría que el PSOE siga en la pasotización en la que está inmerso y se acabe hundir del todo. Como dice un amigo mío, si el régimen tiene dos patas y una se cae, la otra ya no lo sostiene”. A ver para cuándo las Canciones para el Gobierno.