Las setas también son para la primavera y el verano. Eso no es el título de una canción aunque pueda sonarnos a “naranjas en agosto y uvas en abril”.

A pesar de que la mayoría de las variedades se recogen en otoño, existen setas en esta época del año, que te facilitarán cocinar y degustar platos deliciosos en verano.

Atendiendo a los consejos de reconocidos gourmets, en VIVIR hemos elegido las más buscadas cuando sube la temperatura y llueve, y si la fortuna os acompaña para conseguirlas, seréis los anfitriones más aplaudidos.

Evidentemente, éstas no son las únicas, pero creemos que la falta de agua que hemos sufrido este año, las convertirá en un manjar exquisito, con el que podrás agasajar a tus invitados con algo cada vez más exclusivo. Aunque para esto, también hace falta que “la lluvia nos acompañe”.

1. Oronja (Amanita caesarea)

La amanita se conoce vulgarmente como yema, tana y oronja.

Suele aparecer en un tramo comprendido entre los 35 y los 40 días después de las lluvias estivales. Ese es uno de los motivos por los que se convierte en la más buscada.
La segunda razón, es el cuidado y el conocimiento que hay que tener para su recolección. Aparecen de un ‘huevo’ y en ese momento, es peligroso recolectarla porque existen algunas que pueden producir intoxicaciones que llegan a ser mortales en ocasiones.


Se trata de una de las setas más atractivas a la vista, porque con su sombrero naranja y su pie amarillo, parece la típica de las ilustraciones bucólicas.


Es muy codiciada en Andalucía y zonas de Extremadura, porque se da principalmente entre alcornoques, encinas y robles.

2. Rebozuelo (Cantharellus cibarius)

De una seta del sur pasamos a una del norte. Es habitual encontrar rebozuelos en zonas de hayas y también de pinos de alta montaña, cerca de humedales y turberas.
Su peculiaridad más dulce es su aroma a albaricoque o a melocotón y también es característico su color amarillo intenso. Puede que sean esas condiciones, las que la convierten en una delicatessen propia de cualquier plato, y llega a ser un preciado ingrediente para postres.
Esta temporada será una de las más buscadas en medio de la sequía, ya que su ciclo es largo y lento. Requiere de lluvias más o menos constantes en un periodo que oscila entre los 30 y los 40 días.
¡Ojo! En Europa, la conocemos como chantarella porque su nombre científico es Cantharellus cibarius. Hay que evitar cofundirlo con el cibarius (Cantharellus pallens), que es mayor y tiene tonos blanquecinos.

3. Hongo Negro (Boletus aereus)

El hongo negro es una de las setas más preciadas de la variedad de las edulis. La razón probablemente sea que es la más sabrosa.
Suele ser frecuente encontrarla en robledales, encinares y alcornocales. Aparece en suelos ácidos, aproximadamente en las dos semanas posteriores a las tormentas.
Paradójicamente, el hongo negro tiene la carne blanca como todas las de su especie, y lo que es más oscuro es el sombrero, que puede llegar a ser completamente negro.

4. Boleto de verano (Boletus aestivalis)

También en suelos ácidos, entre hayedos, robledales y páramos con brezos podemos encontrar otra de las setas estivales: el Boletus aestivalis o boleto de verano.


Como el hongo negro, es de ciclo corto y suele aparecer unas dos semanas después de las lluvias.
Se distingue de éste porque su sombrero es mucho más claro y tiene una característica diferencial, que es una especie de malla que tiene en el pie.