Su nombre, Mundo, podría resultar pretencioso pero hace referencia a su limpieza. El lugar de nacimiento del río Mundo es uno de esos parajes espectaculares de los que se enorgullece toda la Comunidad. El principal afluente del Segura surge de una gruta, conectada con una acuífero kárstico, y su caudal es caprichoso. Un fenómeno poco habitual que lo convierte en un espectáculo asombroso. El Mundo recorre gran parte de Albacete y nace en Riópar. El pueblo, instalado en el Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, disfruta, además, de dos versiones.

Riópar Nuevo y Viejo

El actual Riópar esconde todo un legado de arqueología industrial. Riópar Nuevo se debe a las Reales Fábricas de Bronce de San Juan de Alcaraz construidas en el siglo XVIII. Una de esas dos fábricas, la de San Jorge, se levantaba junto al río Mundo, debajo de la mina, y se empleaba para trabajar con el cobre y el cinc. Fue la primera industria del país en fabricar latón y su producción propició incluso el traslado del pueblo y el cambio de nombre aunque, finalmente, prevalece el original. Las antiguas factorías conforman, ahora, el Museo de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz. Una amplia muestra en la que se explica el origen del pueblo que nació con la industria, los misterios de la metalurgia, los procesos químicos o la labor que se realizaba en la sala de pulido. También se exhiben piezas de cobre y bronce.

Riópar Viejo está situado en la colina. Fue abandonado durante dos siglos pero conserva varios torreones y parte de la muralla defensiva de su antigua fortaleza árabe. El recinto del castillo encierra un cementerio. Una gran parte de las casas del viejo núcleo urbano han sido restauradas y destinadas al turismo rural, frecuente en la zona. La Iglesia del Espíritu Santo, del siglo XV, posee un altar con hermosos frescos y la cubierta de madera del templo exhibe pinturas de tipo mudéjar. Es la joya del municipio y está declarada Bien de Interés Cultural. El mirador del pueblo viejo ofrece magníficas panorámicas de las sierras y preciosas noches estrelladas. Un lugar privilegiado muy cercano al mágico Nacimiento del Río Mundo.

Los Chorros

El agua fluye, en un viaje sinuoso, a lo largo de cuevas y galerías interiores hasta surgir por la Cueva de los Chorros. A cien metros de altura, desde la boca de piedra, el agua estalla y se despeña entre rocas produciendo preciosos saltos y cascadas. Las cataratas van calmando la potencia del agua limpia y cristalina que, más abajo, se remansa en frescas y plácidas pozas. Un paraíso real para disfrutar de un éxtasis natural entre una vegetación espléndida y una refrescante banda sonora. El hechizo del nacimiento del río Mundo congrega a muchos visitantes, aunque preservar un lugar tan especial obliga a prohibir el baño.

En épocas puntuales, a causa del deshielo, las lluvias y el viento, se produce el Reventón. Los chorros del río Mundo revientan y la súbita expulsión de agua se multiplica por mil, llegando a alcanzar los cien mil litros por segundo. El rugido es atronador y la imagen espectacular.

Expertos y espeleólogos realizan exploraciones en las decenas de simas y grutas que salpican la zona. Una geología especialmente interesante y uno de grandes los atractivos del Parque Natural.

El Parque Natural de los Calares 

Simas impresionantes, grutas, cuevas y calares, plataformas situadas en lo alto de la montaña en las que se produce la transformación de la roca y la filtración del agua, conceden a este Parque Natural un encanto muy singular. Un amplio espacio escondido en una bella comarca de Albacete.

El territorio del Parque Natural comprende varios términos municipales de la Sierra de Alcaraz y la Sierra del Segura. Su Centro de Interpretación se encuentra en Yeste, el pueblo en el que los árabes instalaron la fortaleza más importante de la Sierra del Segura. El monumental castillo, de origen andalusí, fue reutilizado por los cristianos y en la puerta de su torre principal son visibles los escudos heráldicos de la Orden de Santiago y la Familia Figueroa. Su patio de armas, que luce columnas y dos galerías en altura, acoge el Centro de Interpretación Medieval. Sus siete salas, incluida una audiovisual, ofrecen un completo repaso histórico del Medievo. Los calabozos del castillo son los encargados de custodiar el Museo Etnológico.

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