La Navidad es una época de turrones, regalos, comidas familiares y celebraciones, pero también es una época ideal para viajar y conocer el espíritu y la magia de ciudades que se inundan de adornos, mercadillos y eventos conmemorativos de estas fechas. Estonia es un país báltico con una esencia especial y sencilla con unos destellos nórdicos, sus parques nacionales son uno de sus grandes atractivos, así como sus pintorescos pueblos con un aire histórico atemporal, pero su capital Tallin es una de las ciudades más sorprendentes de Europa.

Muchos aseguran que Tallin es una ciudad para visitar en verano, cuando está cubierta de verde, flores, fuentes y el sol hace nota de presencia, pero durante los últimos meses del año esta capital europea se inunda de luces navideñas que se mezclan con la nieve para ofrecer un paraje espectacular. El mercadillo navideño de Tallin es conocido por ser uno de los más bonitos y encantadores de todo el continente. Cada invierno la capital se llena de turistas para ver el famoso mercadillo instalado en la Plaza del Ayuntamiento: presidiendo la plaza se encuentra el gran árbol de Navidad y alrededor un motón de típicos puestos donde se venden adornos navideños, productos artesanos, comida, vinos calientes, panes de jengibre… También hay un pequeño espectáculo dedicado a los más pequeños, ya que el mismo Santa Claus se presenta en la plaza con sus renos para recibir sus cartas.

Tallin es una ciudad medieval en perfecto estado de conservación que en Navidad recobra un encanto que parece haber salido de un cuento de hadas: además de su famoso mercadillo destacan sus árboles gigantes y sus calles con una decoración de ensueño. Su casco antiguo es el principal atractivo, con calles como Santa Catalina, pero cuenta con otros como sus murallas parcialmente derruidas pero que todavía quedan 20 torres, dos puertas y dos kilómetros de muralla, por lo que es mundialmente conocida Tallin. Una de estas torres, Kiek in de Kök, de 38 metros de altura y construida en 1470 alberga en su interior tres espacios dignos de una visita: una exhibición permanente sobre el origen de la ciudad, los Túneles del Bastión y el Museo de Piedra Tallada donde se pueden admirar hasta 600 piezas talladas en piedra medieval.

La Iglesia de San Olaf ofrece unas vistas desde las alturas espectaculares. Otras iglesias y templos religiosos importantes de la ciudad son la Iglesia de San Nicolás, la Iglesias del Espíritu Santo y la Catedral Católica de San Pedro y San Pablo. La Colina de Toompea se encuentra el Castillo de Toompea, actual sede del Parlamento estonio, y también se puede encontrar el que es uno de los mejores miradores de la ciudad: el mirador Patkuli.

Pero Estonia es más que su capital, por lo que en un viaje a este país no deben faltar las visitas a lugares como la Isla de Saaremaa, la más grande del país y que goza de una naturaleza privilegiada con cerca de 200 especies locales y un suave clima marítimo. Además de su naturaleza conviene visitar sus iglesias medievales, el castillo de Kuressaare, la Península de Sorve o el cráter de Kaaki, donde se estrelló un meteorito. Sus pueblos son perfectos para recorrer y conocer sus tradiciones y costumbres que todavía conservan, como los tejados de paja y las vallas de piedra.

En contraposición, conviene visitar una de las islas más pequeñas, la Isla de Muhu, donde se pueden encontrar hasta 23 tipos diferentes de orquídeas. En sus pequeños pueblos también se conservan las tradiciones, principalmente las relacionadas con la música. Otro lugar imprescindible en Estonia es el Parque Nacional de Lahemaa, famoso por su exuberante naturaleza, donde se pueden encontrar playas arenosas, enormes rocas erráticas, grandes zonas de pinos musgosos, así como una gran variedad de fauna y flora.

Finalmente, la ciudad de Tartu es un famoso centro cultural de Estonia y una ciudad en buena parte universitaria. Sus valores más destacables serían espíritu libre y bohemio, así como calma y tranquilidad, repleta de rincones acogedores que llevan a otra época. Del mismo modo, Pärnu es otra importante ciudad, con un bonito centro histórico y sus iglesias y sobre todo destaca por su playa de arena, la más grande de Estonia.

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