Estuvo certero mi amigo David Burguera en un artículo que publicó hace año y medio en Las Provincias. Baldoví le vuelve a pagar la Fanta a Sánchez, tituló. Resumió así el proceder de Compromís durante toda la legislatura: respaldar al presidente del Gobierno sin obtener a cambio nada reseñable.

Desde entonces quiero hacerle un matiz, y ha llegado, para desgracia de todos los valencianos, el momento idóneo para hacerlo. Yo creo que cuando los diputados de Compromís y el PSPV-PSOE le 'pagan la Fanta' a Sánchez en el Congreso, quien se la 'paga' en realidad es la circunscripción por la que fueron elegidos.

En definitiva, a mi entender se da la paradoja de que Burguera, un servidor, o cualquier ciudadano disconforme con la docilidad de nuestros representantes en Madrid somos más 'pagafantas' que ellos. Sus señorías perciben al menos un buen sueldo a cambio de iluminar de verde el panel de votaciones.

Los valencianos, por obra y gracia de nuestros diputados -de todos los partidos-, somos unos completos 'pagafantas' desde que la democracia española es tal cosa. Pero lo ocurrido durante las últimas semanas nos convierte en 'pagafantas' superlativos.

Pedro Sánchez ha repartido lingotes de oro para comprar los 179 votos que le han revalidado como presidente, y los 15 diputados valencianos que han votado 'sí' a la presidencia del socialista se han dado por satisfechos con un mustio billete de cinco euros pegado con celo.

Cuatro de ellos son diputados por Sumar. Águeda Micó, Alberto Ibáñez, Nahuel López y Txema Guijarro. Los tres primeros son la cuota de Compromís, tres debutantes que pasarán a la historia como los diputados valencianos más pusilánimes jamás elegidos en la cámara baja.

Ninguneados

El partido que dijo ser "la voz valenciana en Madrid", "el único que defiende la agenda valenciana", no le ha arrancado ningún compromiso palpable al presidente del Gobierno en su momento de mayor debilidad. Sin esos cuatro votos valencianos, Sánchez perdía la mayoría absoluta. Toda España era consciente de que estaba dispuesto a pagar cualquier precio. Y dejaron pasar la oportunidad.

Fueron ninguneados inicialmente en el pacto inicial de Sumar con el PSOE"Se garantizará a la Generalitat Valenciana y al resto de Comunidades autónomas infrafinanciadas la prestación de los servicios públicos al mismo nivel que el resto del Estado", reza la pírrica frase que introdujeron en la redacción.

No es más que una nueva promesa de las tantas incumplidas por Sanchez. Ni siquiera eso, porque no refiere de forma explícita a una reforma del sistema de financiación para acabar con el maltrato estatal que sufre la autonomía con el actual sistema de reparto, caducado desde 2014.

Mientras territorios como Cataluña, País Vasco, Canarias o Galicia han logrado en sus pactos de investidura nuevas y generosas prebendas, la Comunitat ni siquiera ha conseguido que acabe el maltrato financiero que le inflige el Estado -cuando sus votos eran igual de decisivos-.

Y aún peor. Las cesiones logradas por Cataluña dejan a los valencianos en una situación más desfavorable que la de partida. Los criterios asumidos por el PSOE para aliviar la infrafinanciación estatal, lejos de ser los argumentos razonados de las comunidades que menos reciben del actual sistema fallido, han sido los redactados a conveniencia de un único territorio.

Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, en una imagen de archivo. Efe

Como Cataluña no se encuentra infrafinanciada, se ha sacado de la chistera una quita de 15.000 euros por la deuda asociada "al ciclo económico y a la insuficiente respuesta europea" -durante la crisis que empezó en 2008-.

Esta cesión al independentismo catalán convierte a los valencianos en unos 'pagafantas' por varias razones, aunque se condone nuestra deuda en la misma proporciónEn primer lugar, como parte del Estado que asumirá una abultada deuda de manera muy cuestionable, a granel, con el criterio fijado por el mayor deudor.

El Gobierno reconoce que comunidades como la valenciana, Andalucía o Murcia reciben menos de lo que aportan vía impuestos sin ser autonomías ricas. Pero, a la hora de condonar la deuda, lo hará a con una regla de tres, aplicando el porcentaje del 20% de la deuda estatal a todos los territorios.

En segundo lugar, y más preocupante, porque la decisión adoptada es muy probable que sea la única en materia de financiación autonómica esta legislatura. La infrafinanciación, que es el verdadero problema, persistirá.

Ya se está encargando de que así ocurra el Gobierno al introducir en el debate un nuevo objeto de conflicto: la imposición de una armonización fiscal. El PP no aceptará. Necesita autonomía fiscal para aplicar las reducciones de impuestos prometidas en su programa electoral. Y el PSOE lo sabe y lo va a utilizar para achacarles su bloqueo a la reforma de la infrafinanciación.

La quita a Cataluña, de la que se beneficiarán otras autonomías como la valenciana, será un gotero para paliar la enfermedad de la infrafinanciación. Pero no su cura. De hecho, contribuirá a cronificar la dolencia.

Ínfima capacidad negociadora

La condonación lograda por ERC iluminó un enorme cartel en la frente de los diputados de Compromís con la palabra 'pagafantas'. Su ínfima capacidad negociadora había quedado acreditada por comparativa con el resto de partidos. Pero aún tenían margen. Lo más inexplicable ha sido que, al constatar que Sánchez estaba dispuesto a pagar cualquier precio, carecieran de arrojo suficiente como para exigir un acuerdo proporcional a lo que el PSOE estaba concediendo.

La actuación de los tres de Compromís es deplorable. La dimisión de Micó, Ibáñez y López es su única salida digna. Pero conviene reseñar que hay once diputados valencianos del PSOE que han guardado un silencio estremecedor. Si han maniobrado para beneficiar en los pactos a la Comunitat, el resultado ha sido nulo. Si ni siquiera lo han hecho, son indignos de su acta.

Basta un breve repaso a lo logrado por otras fuerzas para constatar la dejación de funciones de los 15 valencianos que han votado a favor de la investidura. Junts ha doblegado al PSOE al conseguir una amnistía al procés y una negociación bilateral con mediador internacional. ERC, la quita de 15.000 euros, el traspaso de Rodalies y la contratación de 3.700 Mossos.

El PNV, la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social y 100 millones para el uso del euskera en internet. Solo Bildu parece hasta la fecha tan 'pagafantas' como Compromís, aunque insinúa que guarda su as en la maga.

Lo más humillante ha sido contemplar lo conseguido por BNG y Coalición Canaria, con un solo diputado cada formación. Los gallegos, una quita como la catalana, de 12.333 millones, y asumir también esta legislatura el servicio de cercanías. Los canarios han cobrado en metálico. 1.100 millones anuales (3.500 en tres años) y 100 adicionales para La Palma.