Valencia

Cuenta la leyenda que hace 2.000 años una reina llegaba hasta su baño costero en el mar Mediterráneo desde un misterioso palacio a través de una red de túneles secretos.

Estas galerías conducían hasta unas piscinas situadas frente al Peñón de Ifach y su bahía, en Calp, un paisaje admirado y apreciado por las diferentes culturas que han formado parte de estas tierras desde la antigüedad.

Más de 2.000 años después, los brazos rocosos del paraje siguen intactos y se ha convertido en un yacimiento único del Imperio Romano en el que todavía te puedes dar un chapuzón.

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El yacimiento romano de los Baños de la Reina de Calp, en la comarca de la Marina Alta, es un emplazamiento costero privilegiado y uno de los puntos más emblemáticos de esta población.

Se encuentra a poco más de una hora en coche desde el centro de Valencia y está compuesto por un elevado número de instalaciones domésticas, residenciales, funerarias o productivas.

Los bañistas disfrutan de un día de playa en el yacimiento arqueológico. AYUNTAMIENTO DE CALPE

Este lugar se componía de un palacio romano, no una simple villa o domus circular, que constaba de pasillo, patio y ocho habitaciones. 

Su abundancia en mármoles y mosaicos han revelado que pertenecía a una persona con un poder adquisitivo elevado e influyente, según destaca el Ayuntamiento de Calp en su página web.

Entre otros elementos, cerca del litoral se ubican las conocidas piscinas artificiales excavadas en roca destinadas a piscifactoría y posterior salazón de pescado y donde hoy en día te puedes bañar. También se han hallado unas termas, una noria y cuatro aljibes.

La vivienda y su edificio termal fueron edificadas a fines del siglo II o inicios del siglo III y abandonadas a principios del siglo V.

Hallazgo de Cavanilles

Los trabajos de excavación de este yacimiento comenzaron en el año 2004 y han permitido conocer que el edificio, que había sido construido de manera homogénea, en bloque y de modo unitario, tenía un gran patio, pasillo y ocho habitaciones.

La decoración en mármoles y mosaicos son señales de lujo que revelan que el propietario de la vivienda fue una persona de elevado poder.

En cuanto a la posterior ocupación paleocristiana, la basílica sobre los niveles de la casa se ha fechado en el siglo IV, y está asociada con los primeros ritos del cristianismo, ya que allí se localiza una pila bautismal.

Las estructuras fueron localizadas por primera vez en 1610 por Gaspar Juan Escolano, un teólogo, historiador y cronista valenciano.

Sin embargo, no se escavaron hasta un siglo después. En concreto, los trabajos se realizaron los días 18 y 19 de mayo de 1792 por el botánico Antonio José Cavanilles. Su descubrimiento fue publicado en la Gazeta de Madrid.

Publicación de Cavanilles.

Cavanilles descubrió en el yacimiento calpino un mosaico en el que, sobre fondo blanco, se desarrollaba un dibujo formado por teselas negras.

"El conjunto lo completaba la presencia de un pajarito que estaba posada sobre una de las ramas", según ha certificado la Diputación de Alicante en los estudios realizados sobre este complejo romano. 

Los trabajos realizados los últimos 20 años apuntan a que durante el siglo I y II d. C. se edificaron las primeras viviendas, un pequeño complejo termal conocido como termas de la Muntanyeta.

También se sabe que existía un área industrial en la que destaca la construcción de una singular noria excavada en la roca que abasteció de agua potable al lugar.

A finales del s. III d. C. se erigió la suntuosa villae de patio circular dotada de un extraordinario conjunto termal privado. 

Las piscinas

Las grandes piscina dentro del mar, talladas en la roca arenisca y denominadas popularmente como Baños de la Reina, han sido las responsables de dar nombre a todo el enclave arqueológico.

El conjunto, excavado en la misma costa, está formado por un gran depósito rectangular de 165 metros de superficie total.

Imagen de las piscinas de los Baños de la Reina. AYUNTAMIENTO DE CALPE

Su interior estaba subdividido por muros de piedra natural, dando lugar a seis balsas comunicadas entre sí mediante una apertura en cada una de ellas, según explica el Ayuntamiento de Calp.

La entrada de agua marina se realizaba a través de cuatro canales, también tallados en la roca, los cuales permitían la libre circulación del agua a todas las balsas.

Estos canales se cerraban mediante compuertas perforadas, lo que permitía el paso del agua y evitaba su estancamiento y la fuga de los peces de su interior.

Estos viveros están relacionados con la cría del pescado vivo, pero no se descarta su posible uso como jardín acuático destinado a la contemplación de la belleza marina.

Se trata de construcciones típicas del Tirreno, donde estas instalaciones, de cara construcción y costoso mantenimiento, constituían además una muestra del poder y prestigio social de su propietario.