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El 20 de julio de 1936 tuvo lugar la que se considera la primera matanza de la Guerra Civil en Galicia. Fue en Vigo, en la Puerta del Sol, donde el ejército sublevado abrió fuego de manera indiscriminada ante una plaza repleta tras la lectura del bando de guerra.

Pocos días después de cumplirse 89 años de este hecho marcado con letras negras en la historia de la ciudad, todavía es posible ver el rastro de las balas en una de las paredes del edificio en el número 2 de Policarpo Sanz, frente al edificio El Moderno.

Hoy, ese inmueble alberga en el bajo una oficina del Banco Santander; en el lateral que da hacia el principio de Policarpo, se pueden ver varias marcas de los proyectiles que lucen como las heridas de una guerra que dio comienzo aquel día.

Marcas de varios impactos de las balas. Treintayseis

Estos días, unos trabajos en la fachada del edificio impiden acercarse a esta pared, protegida por una verja y varias lonas, aunque todavía son visibles a unos metros de distancia.

Un balín todavía alojado

Pero no son las únicas marcas de aquel fatídico día en el que fallecieron más de 25 personas. Un balín también ha dejado el rastro de su trayectoria en el pórtico de madera que se encuentra en el interior de la Farmacia Puerta del Sol 4, que hace esquina con la calle Carral. De hecho, el proyectil todavía se conserva.

Marca de la trayectoria del balín en la Farmacia Puerta de Sol 4. Treintayseis

Según explica Laura, una de las farmacéuticas del establecimiento, el retablo, que se conserva desde esa época detrás de la zona de mostradores, se encontraba un metro más adelante de donde está ahora instalado. En el tiroteo, un balín entró por la ventana, perforó la madera de un estante, para después continuar con su trayectoria hasta alojarse a la altura de la muñeca de una de las figuras de mujer que decoran la entrada a la botica.

Las marcas del balín son historia de esta farmacia que abrió sus puertas en 1932 y la figura de madera guarda en su interior el proyectil, como el rastro de la memoria de la Batalla de Vigo.

Batalla de Vigo

El 18 de julio de 1936, las tropas militares de Melilla se sublevaron y el falangista Manuel Hedilla se trasladó hasta Vigo para preparar el alzamiento en toda Galicia. Al día siguiente, los sublevados preparan en la ciudad olívica el bando de guerra; estaban dirigidos por Felipe Sánchez Rodríguez, Comandante de la Plaza de Vigo, y el ataque estaría liderado por el capitán Antonio Carreró Vergés.

El 20 de julio, Carreró sale del cuartel, situado detrás de los juzgados, en la actual calle del Príncipe, acompañado por 50 soldados y declara el Estado de Guerra. A las 13:00 horas, un ayudante del capitán lee el bando de guerra ante una Puerta del Sol repleta.

Antes de finalizar la lectura, un ciudadano, del que consta que se apellidaba Lence, le arrebata el bando y es ejecutado en ese mismo momento por los militares. La reacción de los presentes es abalanzarse contra los sublevados para arrebatarles las armas.

Recordatorio del fallecimiento de Carreró Vergés y el capitán proclamando el Estado de Guerra.

Carreró ordena disparar a quemarropa a los republicanos que luchan por hacer frente a los militares, que se defienden incluso con una ametralladora. El resultado final es de alrededor de 25 fallecidos y múltiples heridos.

Las consecuencias políticas llegarían después. El comité del Frente Popular, que gobernaba en la II República, con Martínez Garrido al frente, fue detenido. Al que era alcalde se le acusó de traición y se le condenó a muerte en un consejo de guerra sumarísimo celebrado un mes después.

Fue fusilado en el cementerio de Pereiró con otros miembros del comité del Frente Popular de Vigo, el alcalde de Lavadores, José Antela Conde, y los diputados socialistas Antonio Bilbatúa, Enrique Heraclio Botana Pérez e Ignacio Seoane Fernández el 27 de agosto de 1936.

Carreró Vergés falleció no mucho más tarde, a finales de septiembre del 36, en el Frente. En este caso, durante cuatro décadas la Puerta del Sol se llamó plaza del Capitán Carreró en su honor.