Los museos de Vigo esconden más de un secreto entre sus paredes, desde piezas únicas hasta importantes obras de la historia del arte. Y es que, lo que no muchos vigueses conocen, es que no hace falta visitar grandes museos como el Prado para maravillarse con las obras de algunos de los artistas más reconocidos de nuestro país.
Entre ellos, el museo Pazo Quiñones de León, en Castrelos, esconde dos obras de uno de los artistas más célebres de la historia del arte español: Francisco de Goya. En concreto, se trata de un boceto del Retrato de Carlos IV a caballo, -la obra final se encuentra expuesta en el museo del Prado- y una versión de óleo sobre hojalata de La misa de parida.
El boceto del Retrato de Carlos IV a caballo muestra una primera versión del conocido cuadro, en el que el rey Carlos IV se encuentra a lomos de un caballo mientras viste el uniforme azul marino de coronel de los Guardias de Corps. Aunque en el boceto, de naturaleza más oscura que la obra final, no se aprecia demasiado, en la obra finalizada se observa cómo ostenta la banda y Gran Cruz de la orden de Carlos III, así como la banda roja de la orden napolitana de San Jenaro y la azul de la francesa del Saint Esprit; sobre el pecho y bajo las bandas se distinguen las placas de las cuatro órdenes militares de Montesa, Santiago, Alcántara y Calatrava, y del cuello pende el Toisón de Oro.
Es pareja del retrato ecuestre de su esposa, la reina María Luisa de Parma, también expuesto en el museo madrileño, y destinado seguramente a una de las salas más nobles y representativas del Palacio Real.
Boceto y obra final de Retrato de Carlos IV a caballo
La segunda de las obras se corresponde con una versión de óleo sobre hojalata de La misa de parida, una obra de la que se han encontrado varias versiones, la más grande de ellas propiedad del Musée des Beaux-arts d' Agen. Pese a que algunas son reconocidas como copias, la del museo de Vigo presume de ser auténtica.
Aunque la obra que alberga el museo vigués es bastante oscura, se puede ver cómo la acción se desarrolla en el interior de una iglesia presidida por el crucifijo del altar, colocado a la derecha. Un sacerdote ubicado en el centro de la composición. Según el propio título, la escena recoge una "misa de parida" o "misa de purificación", que era aquella a la que asistía una mujer por primera vez después del parto.
Versión del Museo Quiñones de León y versión del Musée des Beaux-arts d' Agen
El legado de Policarpo Sanz
El Pazo de Quiñones de León acoge una importante colección artística donada por Policarpo Sanz a la ciudad de Vigo. Se trata de una colección excepcional en España que contiene más de cien obras de reconocidos artistas como Fragonard, Carracci, Pourbus, Goya y atribuciones a Rubens.
Policarpo Sanz nació en Marín en 1841, pasó su infancia en Vigo y, a los 14 años emigró a América buscando hacer fortuna. Allí no tardó en hacerse un hueco y comenzar a amasar dinero y en uno de sus viajes a Nueva York conoció a la que sería su mujer Irene Ceballos, una mujer con una gran pasión por el arte y que lo instó a hacerse con una envidiable colección de cuadros de pintores flamencos, franceses y españoles.
Sin embargo, pese a haber pasado más de media vida lejos de Galicia, el corazón de Policarpo Sanz siempre fue de Vigo. Decidió legar toda su fortuna a la ciudad de Vigo, así como donar su gran colección de arte en el momento en el que su mujer, su única heredera, falleciese.
Las condiciones que impuso Policarpo para que la ciudad pudiera reclamar la herencia fueron claras: impuso que con su dinero se construyese el primer instituto de la ciudad de Vigo, que tendría que ofrecer una enseñanza completamente gratuita a sus estudiantes. Así se hizo, años después de fallecer Irene en 1935, comenzaría a construirse el Instituto Santa Irene. Este centro supuso una importante mejora en la escolarización de la ciudad.
En su testamento también señalaba que quería que el resto de su fortuna fuese destinada a la construcción de un Hospital de Caridad.
En cuanto a su colección de arte, una selección del legado del filántropo puede verse de forma permanente en la planta baja del pazo tras haber sido restaurada en los años 2000 y 2001 por el Concello de Vigo en colaboración con la entidad Caixanova. La exposición se puede visitar de manera gratuita.