Durante varios años, una antigua casa del barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires, acogió un restaurante llamado Casa Tinta, un proyecto que nació de la mano de Anahí Naveda y Javier Castro. Quiso la fortuna, mala o buena, según se mire, que los propietarios del inmueble decidieron derruirlo para construir un edificio, por lo que esta pareja de argentinos tuvo que buscar una nueva aventura.
Pudo ser en A Coruña o incluso en Madrid. Pero, finalmente, eligieron Vigo. Una ciudad que, en su viaje por el sur de España hasta el noroeste, no llegaron a conocer. Con Galicia y con Vigo les unía un vínculo familiar: el padre de Javier es originario de Dena, en el Concello de Meaño, pero fue Vigo desde donde partió a Argentina; su madre, hija de gallegos.
"Es un hombre grande, va a cumplir 80 años, lleno de historias y anécdotas, y siempre nos contaba que se fue desde Vigo. Entonces dijimos: tiene que ser Vigo", cuenta Anahí. Comenzaron una investigación a través de Google Maps que les llevó a conocer "todas las calles" de la ciudad, como confiesan entre risas, y también se sirvieron de la ayuda de una clienta de Casa Tinta, argentina afincada en Vigo.
Llegaron en febrero de este año para hacer su primer acercamiento a la ciudad, a la que les arrastró la "carga emocional e histórica" que tenía para ellos y les "encantó". "Nos parece una ciudad hermosa que lo tiene todo", confirman, algo que hacen también extensivo a Galicia. "Nosotros allá teníamos una casa súper linda en las afueras de Buenos Aires y con mucho verde y necesitábamos venir a una ciudad donde pudiésemos acceder a eso", añade Anahí.
El número 10 de la calle Real
Tras manejar zonas como Camelias o Rosalía de Castro, finalmente encontraron el local perfecto en el Casco Vello. Concretamente, en la calle Real número 10, donde hasta poco más de un año se encontraba La Consentida. Además, viven cerca del local, "a dos cuadras", lo que les ha permitido dedicarse durante más de 40 días a preparar el futuro negocio desde la mañana a la noche. Eso sí, reconocen que todavía tienen que acostumbrarse a las cuestas de Vigo.
Llegaron los dos solos, aunque ahora se les ha sumado Sami, que trabajaba con ellos en Buenos Aires, y destacan la buena acogida que han tenido. "La verdad es que nos recibieron súper bien, toda la gente con la que nos contactamos siempre nos dio una mano", resaltan.
A Vigo regresaron con los deberes hechos. Lo primero, un nombre para el local: SOTA. Como explica Anahí, hay varias razones para ser el elegido: "Estamos en el número 10 de la calle Real; la Sota, el de la baraja, porque para los argentinos el 10 es muy importante y muy significativo; y porque es un juego de palabras con las letras de SOTA: Somos Océano, Tierra y Aire, que va a ser el plan de nuestro menú: productos del mar, de la tierra, algunos la unión de las dos cosas, y el aire asimilado a los postres".
También trajeron la marca definida, gracias a los diseños de otra argentina, Marian Click, con la que comparten la idea de que "el vino se descorcha y se comparte". Ella ha sido la encargada de los iconos y el logo de SOTA.
Tapas y vinos a ritmo de vinilo
En lo que se refiere a la gastronomía, se ofrecerán tapas para poder degustar con el vino del local, que se puedan compartir entre varios. La apuesta es por el producto local: "Queremos hacer lo que se come acá con una impronta o la lectura que le podemos dar nosotros a los platos y a los sabores", desgranan.
También tendrá gran presencia la carta de postres; ambos son cocineros y Anahí también pastelera. "Pero no vamos a tener los postres que tienen en todos los lados, tal vez sí en algún momento del año", esgrimen.
Lo que sí será es una carta viva, en movimiento, que no aburra ni al cliente ni a ellos, que juegue con los productos de temporada, ya que consideran que "es una forma de que el cliente se siga manteniendo y que le puedas ofrecer diferentes cosas para que sea atractiva la propuesta que haces".
Otra pata importante de SOTA serán los vinos, una selección de caldos con Denominaciones de Origen gallegas, también otras Denominaciones de Origen de fuera, "las más consumidas", pero también una apuesta por las bodegas pequeñas, buscando ayudar al pequeño productor.
Habrá, también, vinos argentinos, con una selección de propuestas ecológicas y orgánicas, donde también encajan los que llegan desde la Ribeira Sacra. No faltará, por supuesto, el fernet.
La idea es elegir tres o cuatro vinos por semana que serán los que se puedan consumir por copas, con el objetivo de que los clientes puedan ir probando todas las opciones.
Por último, los vinilos. Si en Casa Tinta tenían un estudio de grabación y grupos que ponían música en directo, en SOTA será la de un vinilo con un equipo de lujo; esto ha conllevado la insonorización del local, que luce en una de las paredes de la entrada con corcho, que con la correcta iluminación será uno de los puntos que más llame la atención al que entre por primera vez.
Una apuesta diferente en el Casco Vello de Vigo que tiene la intención de abrir sus puertas a finales de la semana que viene. "Si todo sale bien", puntualiza Javier.