El Casco Vello de Vigo sufrió una renovación tremenda en los últimos 15 años. La hostelería ha jugado un papel fundamental en transformar las históricas y estrechas calles olívicas en un lugar con atractivo, tanto para locales como para turistas.
Este camino lo fueron construyendo tanto los hosteleros que llevaban toda la vida en el punto más céntrico de la ciudad como los nuevos que modernizaron la oferta gastronómica viguesa. Es el caso del Bar Chavolas, que desde hace 15 años regenta Jorge Cabaleiro.
Pero este espacio, escondido entre la Rúa Cesteiros y la Rúa Méndez Núñez, cuenta con mucha más historia. En concreto, 120 años de vida que lo convierten en una de las casas de comidas más antiguas de Vigo: "Los primeros propietarios echaron 50 años, los segundos, 57, y yo soy la tercera persona que regenta el establecimiento", explica Cabaleiro, que lleva desde los 14 años en el sector de la hostelería y desde los 25 con sus propios negocios.
Bar Chavolas, en Vigo
El Chavolas era una de las muchas tabernas marineras que protagonizaban la estampa del centro de Vigo, hasta que llegó Cabaleiro y le dio una nueva vida al local. "Un familiar que tenía un negocio aquí me dijo 'vente para el Casco Vello', lo analicé y veía que empezaba a despuntar la zona y que tenía potencial", afirma.
Entonces, financiación municipal, provincial y europea estaban apoyando proyectos de rehabilitación, "haciendo un proyecto de futuro bastante bueno", en palabras de Cabaleiro, que añade que esto era un punto positivo para establecer su negocio allí, porque le daba la "oportunidad de trabajar con el público de Vigo a diario y atraer al turista nacional y extranjero".
Las personas, cuando visitan una ciudad, demandan una hostelería
La remodelación del local ha ido de la mano con la rehabilitación del Casco Vello. Cabaleiro considera que "las personas, cuando visitan una ciudad, demandan una hostelería". "Donde no hay hostelería, la zona muere", asevera.
El impacto del turismo
Poco a poco, Vigo y su Casco Vello se han establecido como uno de los puntos más atractivos para los visitantes de todo el mundo que visitan las Rías Baixas. Esto supuso un incremento del número de clientes para establecimientos como el Chavolas, que se adaptaron a esta nueva realidad.
"Al principio seguí chateando vino como los propietarios anteriores, hasta que a los tres años decidí quitar la barra", relata Cabaleiro, que indica que ahora el cliente "viene solamente a comer y cenar". Esta transición había que hacerla, "no era cuestión de llegar y transformar el local", y sirvió para mantener clientes habituales, acostumbrados a la carta de los dueños anteriores.
Cabaleiro habilitó más tarde una terraza interior, uno de los mayores atractivos del establecimiento, que le permite servir comida a 120 comensales a la vez. "Los que vienen por primera vez se sorprenden, la fachada del local es muy pequeña y a la gente le engaña", incide, mientras enumera otras reformas que ha realizado, principalmente en la cocina, que cuenta con hornos y parrillas nuevas.
Terraza interior del Bar Chavolas
"Hay pocos locales que tengan esta capacidad en el Casco Vello", presume el hostelero, que explica que la buena relación con hoteles de la ciudad como el Nagari, Los Escudos o el NH le aporta gran parte de su clientela. "Le recomiendan este local, tanto por la historia, como por la terraza y el tipo de comida que servimos", añade.
Carne y pescado gallego, sus platos de referencia
El Chavolas, como taberna marinera, destacaba hace dos décadas por el pescado frito, el pulpo y la sardina. Ahora, Cabaleiro y su equipo le dieron un "salto" en calidad hasta convertirlo en uno de los restaurantes más relevantes del Casco Vello, gracias a la calidad de su carne y, por supuesto, su pescado, cocinados a la parrilla y al horno.
"El plato estrella es el corujo al horno", admite el hostelero, que asegura que es lo que más venden "con diferencia". Entre las carnes que preparan, destaca la cachena gallega, aunque a veces también tienen en carta alguna frisona o alguna rubia gallega.
Este establecimiento está especializado en carnes maduradas y pescados, pero también en mariscos. Todo ello, obviamente, producto gallego y de la Ría de Vigo: "Todo de aquí: sargo, lubina, corujo cuando entra, la navaja de la Ría, el mejillón y, cuando lo tenemos, el berberecho", señala Cabaleiro. Además, también cuentan con una amplia selección de vinos, con más de un centenar de variedades.