Publicada

Cuando en marzo de 2020 el coronavirus obligó a la población a encerrarse en sus casas durante un par de meses, muchos aprovecharon para desarrollar y descubrir nuevas aficiones. Una de ellas fue la de hacer pan casero. En esa época, el vigués Edu Lavandeira, afincado en A Coruña, llevaba años perfeccionando una pasión que le ha elevado a los altares de las redes sociales y de los "panarras".

Un término, "panarra", que hace referencia, coloquialmente, al que hace pan en su casa, aunque si acudimos al diccionario de la Real Academia Española, sus dos acepciones están bastante alejadas: la primera, murciélago; la segunda, ya en desuso, "hombre simple, tonto".

En el caso de Edu, nada más lejos de la realidad. "Me hizo gracia cuando me lo desveló un panadero de Madrid", explica a Treintayseis sobre el significado "oficial" del término. Lo cierto es que no ha querido cambiarlo porque confiesa que no conoce otra que haga referencia a esta labor. "El 95% de los que nos dedicamos a hacer pan en casa, no sabíamos que significaba esto", confiesa entre risas.

De profesión, audiovisual

Conocido hoy como "panarra" en las redes sociales, también ha escrito dos libros y creado dos programas de entretenimiento relacionados con el pan y la gastronomía. No es extraño si atendemos a su currículum, que revela una larga trayectoria como director y creador audiovisual, guionista, director de contenidos en una productora y relacionado con la TVG.

Por ejemplo, su serie documental Buscadores de naufraxios fue premiada con un Mestre Mateo; este programa fue el primero en mostrar espectaculares e inéditas imágenes subacuáticas de algunos de los barcos más famosos hundidos en las costas gallegas.

Desde hace aproximadamente dos años, Edu se ha volcado con este proyecto que ha bautizado, y así es conocido en las redes, como Opelouro, que hace referencia al "apodo cariñoso" de su padre, que con el paso del tiempo le genera "más emoción", ya que falleció hace 3 años. 

"Mágico y atractivo"

Comenzó a hacer pan en casa llevado por su pasión por la gastronomía y descubrió que ese proceso de amasar, reposar, ver cómo esas harinas mezcladas toman vida propia, era "visualmente mágica y atractiva". Lo que comenzó con vídeos sencillos, se tuvo que adaptar a las "exigencias" de Instagram, y ha terminado creando "pequeñas superproducciones" donde, además de aparecer sólo sus manos, se ha revelado como parte protagonista el propio Edu.