Cuando se habla de gastronomía gallega, O Grove y Sanxenxo suelen acaparar la atención. Sin embargo, a escasos kilómetros, en la aldea de Reboredo, se encuentra un tesoro culinario que ha conquistado a los paladares más exigentes: el restaurante Culler de Pau.
Dirigido por el chef Javier Olleros, este establecimiento ha sido galardonado con dos estrellas Michelin y una estrella verde por su compromiso con la sostenibilidad.
Culler de Pau no solo destaca por sus reconocimientos, sino por su filosofía de cocina. Olleros apuesta por una propuesta gastronómica que respeta el producto local, especialmente el pescado y marisco de las rías gallegas, combinando tradición y modernidad en cada plato. Su menú degustación es un viaje sensorial que refleja la esencia del Atlántico.
El entorno natural que rodea Reboredo complementa la experiencia culinaria. Situada en una zona de huertas y con vistas a la ría de Arousa, la aldea ofrece un paisaje tranquilo que invita al disfrute pausado de la gastronomía. Esta conexión con la tierra y el mar es palpable en cada rincón del restaurante.
Además de Culler de Pau, otros chefs gallegos reconocen la excelencia de Reboredo como destino gastronómico. Pepe Solla, chef de Casa Solla, menciona este enclave como uno de los lugares donde mejor se aprecia el sabor auténtico del pescado gallego.
La combinación de producto de calidad, técnica culinaria y respeto por el entorno ha posicionado a Reboredo en el mapa gastronómico de Galicia. Para quienes buscan una experiencia única, alejada de los circuitos turísticos habituales, este pequeño pueblo ofrece una propuesta que satisface los sentidos y el alma.
El éxito de Reboredo también ha impactado positivamente en el turismo local. Aunque es una aldea tranquila, cada vez más visitantes viajan exclusivamente para comer allí, haciendo reservas con meses de antelación. Esto ha provocado un pequeño auge en el alojamiento rural y en las visitas a las playas cercanas.
En resumen, Reboredo se ha consolidado como un referente para los amantes del pescado fresco y la cocina gallega contemporánea. Su joya, Culler de Pau, es testimonio de cómo la pasión por la gastronomía puede transformar un pequeño rincón en un destino imprescindible.