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Pasaban unos minutos de las 09:20 horas de este lunes cuando, en el sexto alambre de la primera tabla, el número 70.048 revelaba el segundo premio, vendido íntegramente en una administración de Madrid, en pleno centro, en la calle Barquillo número 10, que repartía 247,5 millones de euros.

Pero la suerte se trasladó, al momento, a Vigo. En las oficinas centrales de la firma gallega Bimba y Lola, en la Avenida de Madrid, un murmullo comenzó a apoderarse del centro de trabajo. En una de las plantas, Miriam, una de sus trabajadoras, acababa de encender la radio y apuntar los dos números que este año jugaba la empresa.

"Siempre tengo la tradición de poner el sorteo en la radio, acababa de preguntar por los números y anotarlos en la libreta y en la radio ya estaban diciendo el número", explica por teléfono a Treintayseis. Su reacción, empezar a gritar de emoción porque el segundo premio se encontraba en uno de esos dos números.

"Nadie me creía, no sabían si sólo me había tocado a mí", prosigue. Pero no, el premio era repartido entre todos los trabajadores que habían adquirido el número. A partir de ese momento, Bimba y Lola se convirtió en una auténtica fiesta. Entre el alboroto, había quienes reían y quienes lloraban de emoción, muchos sin saber exactamente el dinero que conllevaba tener una participación de 5 euros de las que se habían repartido.

Esa inversión de 5 euros estaba dotada con 31.250 euros. Tal y como recoge Europa Press, algunos pensaban que "era broma" y otras acudían a comprobar que efectivamente lo habían comprado. Los había, también, que no lo habían hecho. Entre las historias particulares, la de una becaria que estaba de cumpleaños, para la que era el mejor regalo, o la del que lo había recibido días antes compartido por una compañera durante la cena de Navidad de la empresa.

Champán y celebración

Tras la celebración en el exterior, regresaron a las oficinas para disfrutar en la intimidad de la suerte de la Lotería de Navidad.

En la empresa se paró de trabajar y comenzaron a abrirse botellas de champán, a sonar música y a organizarse congas multitudinarias. En la tienda que la firma tiene en Urzaiz, se enteraron por Whatsapp, como aseguraba Verónica Ares, la encargada, a Treintayseis.

Ella todavía estaba en "shock"; hoy le tocaba turno de tarde pero se desplazó hasta la tienda al conocer la noticia para celebrarlo junto a sus compañeras. "El teléfono ardía, tengo 60 llamadas perdidas y quería venir aquí a celebrarlo", señalaba mientras en el local se seguía atendiendo a los clientes que entraban, seguramente sin conocer la buena noticia que guardaban.

De los brindis en las oficinas se pasó a la posterior celebración en la calle. El Point, situado en la Alameda, fue el punto de encuentro, abierto sólo para los agraciados trabajadores de Bimba y Lola a los que les dieron el día libre para dar rienda suelta a la felicidad que había generado el premio de la Lotería.

"Es un día irrepetible", decía una de las trabajadoras cerveza en mano y repartiendo tíckets entre los que iban llegando para sumarse a la fiesta. Otra llegaba al exterior del local al grito de "nunca me había alegrado tanto que me llamasen del trabajo estando de vacaciones", mientras se abrazaba con más compañeras.

Trabajadoras y trabajadores de Bimba y Lola en el Point de la Alameda, celebrando el segundo premio de la Lotería de Navidad. Treintayseis

"Estamos todos de subidón, llorando, bailando y disfrutando", declaraban un grupo de trabajadoras en la Alameda, interrumpidas por la progresiva llegada de más afortunados y afortunadas, que se fundían en abrazos con una fecha, el 22 de diciembre de 2025, que ya nunca olvidarán.