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Un incendio en Salceda de Caselas (Pontevedra), iniciado este miércoles sobre las 16:17 horas, ha calcinado sobre 80 hectáreas de bosque y obligó a decretar la Situación 2 como medida preventiva por la proximidad del fuego al núcleo de Pedrapinta -alerta que ya ha sido desactivada-.

"Fue como volver a vivir los incendios de 2017", asegura Patricia, vecina de esta parroquia pontevedresa, que considera que el monte volvió a arder "de manera similar, muy cercano a las casas".

Pasadas las 16:00 horas de la tarde, los vecinos de Pedrapinta observaron este miércoles cómo pasaba la Policía Local "súper rápido" hacia el fuego.

"Después ya vimos que pasa nuestro vecino y empezaron a llegar coches de emergencia", relata Patricia, que explica que fue entonces cuando se percataron de que las llamas se dirigían a las casas.

Los vecinos salieron rápidamente de sus casas y se acercaron al punto de control para recibir órdenes de las autoridades y facilitar las tareas de extinción. Retiraron los objetos inflamables que podía haber alrededor de las casas y dejaron espacio para que bomberos y otros efectivos trabajaran.

"Nos transmitieron tranquilidad en todo momento"

Patricia sólo tiene palabras de agradecimiento para los efectivos trasladados hasta Salceda de Caselas, donde las llamas ya se encuentran a cierta distancia de sus hogares.

"Nos transmitieron tranquilidad en todo momento y la sensación era de que la situación estaba controlada", explica la vecina.

Los bomberos tenían claro como responder a este incendio. "La idea era dejar que el monte ardiese porque no se podía hacer otra cosa e ir controlando el fuego para que no llegase a las casas", recuerda Patricia.

Una calma tensa que se trasladó también a la noche, cuando llegaron los efectivos de la UME. "Creo que los vecinos lo pasamos bastante mejor que la otra vez", asegura.

Del caos del 2017 al buen trabajo de 2025

Patricia considera que, al contrario que en 2017, este año se actuó de forma rápida y eficaz. "Desde el primer momento se movilizaron todos los medios", dice a Treintayseis.

Y es que aquel año fueron los propios vecinos quienes salvaron las casas de las llamas. "Ese año sí que temimos por nuestros hogares, sobre todo el de mi vecina de enfrente, pensábamos que iba a arder", afirma.

Crisis de ansiedad, gente llorando, pánico, miedo y desinformación fueron las constantes de aquellas jornadas que tan grabadas tienen en la memoria. Unos sentimientos que, por suerte, no han tenido que revivir esta madrugada.

Aun así, no cree que hayamos aprendido de aquellos episodios tan catastróficos. "Algo habremos aprendido, pero lo que es desbrozar y limpiar el monte eso está exactamente igual que estaba", se lamenta.