Publicada

No poder aparcar cerca de casa, caídas y abandono. Este es el caos diario que sufren los vecinos de la calle Caldas de Reis de Coia, en Vigo, una vía de sentido único sin salida por la que se accede al colegio Cristo da Vitoria. Ante la falta de soluciones por el Concello, estos vigueses y viguesas decidieron manifestarse en abril de 2024. Un año más tarde, el silencio administrativo continúa, como también la falta de aparcamiento, los socavones y los baches en sus estrechas aceras.

Los edificios que se sitúan en esta calle fueron construidos hace medio siglo, cuando Coia se convirtió en uno de los barrios obreros más reconocidos de la ciudad. Ninguno de ellos cuenta con garaje privado, por lo que tener facilidad para estacionar cerca de casa es clave para una mejor conciliación y un mejor descanso entre turnos. “Yo ya sé que compré un piso sin aparcamiento, pero la vida ha cambiado mucho, antes no había tanto coche”, explica Gloria, una de las vecinas afectadas.

Una situación que empeoró en enero de 2024, cuando operarios municipales colocaron una serie de señales que prohibían aparcar en un lado de la vía y amenazaban con futuras multas. Así se esfumaron la mitad de las plazas de las que disponían, bajo la excusa municipal de mejorar el acceso a los servicios de emergencia. “Mi pregunta es la siguiente: esta calle solamente es este tramo, ¿qué pasa con los edificios que están ahí atrás?”, dice otra afectada, María, en referencia a las seis comunidades que no tienen acceso directo a la calzada.

Vista de la calle Caldas de Reis, en Vigo Google Maps

Además, “aunque quieras ir con una camilla, es un Cristo”, en palabras de esta vecina, que recalca que el mal estado de las estrechas aceras de la calle también dificulta el acceso a bomberos y ambulancias, así como el día a día de las personas más dependientes del barrio. “Están encerradas en vida, no pueden salir ni a comprar el pan. Tienen que depender de sus vecinos”, aseguran Gloria y María, que fueron elegidas por sus vecinos para ser sus representantes en esta lucha.

El mal estado de los entornos de los edificios no sólo impide que lleguen los servicios de emergencia para acudir a alguna urgencia, sino que las puede llegar a crear. El barrio ha envejecido, la mayoría de los residentes son las mismas personas que adquirieron los pisos hace 40 años. Su edad, y en muchos casos dependencia, ha provocado algún susto este último año: Gloria y María ponen como ejemplo un vecino que se ha caído varias veces por culpa de los baches y desperfectos.

Están encerradas en vida, no pueden salir ni a comprar el pan

Gloria, representante de los vecinos de la calle Caldas de Reis

Y hay un tercer factor que completa este mix caótico en la calle Caldas de Reis: el colapso de la vía en horario escolar. Bien a primera hora de la mañana, bien a la hora de comer, los vecinos se han encontrado siempre con una batería de coches que les impide salir a trabajar y continuar con normalidad su día, ya que gran parte de las 90 familias que llevan a sus hijos al colegio Cristo da Vitoria ocupan el final de la calle.

“Solo pedimos ayuda”

El colapso, la falta de aparcamiento y el abandono de aceras y alrededores no han aparecido este último año, es una situación que los vecinos llevan años denunciando. “Estamos pidiendo ayuda y la única solución es, sin previo aviso, poner unas señales y prohibir aparcar”, se lamenta Gloria, que ya en 2016 se pusieron en contacto con el Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) para buscar una solución ante la falta de atención de las demás administraciones.

Desperfecto de una de las aceras de la calle Caldas de Reis Treintayseis

El organismo autonómico les explicó entonces que se firmó un convenio con el Concello en el año 1988 para “a recepción definitiva do polígono de Coia”. Ahora bien, como se lee en el escrito que recibieron los vecinos: “Existe acta de recepción provisional que data de 27 de novembro do ano 1991 que da por recibidas provisionalmente as obras”. Es decir, los terrenos son propiedad y responsabilidad municipal, aunque la corporación no haya efectuado definitivamente su traspaso en 30 años.

Ya sabiendo que el Concello era quien debía responder a sus demandas, solicitaron una reunión con el alcalde en junio de 2023. No obtuvieron contestación. Tampoco cuando se quejaron de la nueva señalización, así que, tras acudir también a la Valedora do Pobo, optaron por contactar por la única vía posible: el programa de Televigo Vigo de Cerca. “Me dijo que tan pronto se aprobara el PXOM íbamos a tener solución, pero ni se ha puesto en contacto directo, ni nos hemos reunido”, asegura Gloria, que le dijo Caballero en mayo del año pasado.

Escalera en mal estado en la calle Caldas de Reis Treintayseis

“Yo solo quería saber a ciencia cierta si él estaba enterado”, añade la vecina, que define al alcalde como una persona coherente, que vela por los intereses de la ciudad. “Pienso que en Coia tiene muchos votantes y, en este caso, nos está dejando un poco de lado”, añade Gloria sentada en la mesa de su piso junto a María. Ambas concuerdan en que se siente “muy abandonadas”.

Solución: buscar una salida a la calle

Ante el silencio administrativo y lo que consideran un abandono de la zona, que no sufre ninguna humanización desde que se construyó hace 40 años, se cansaron y decidieron tomar cartas en el asunto. Bajaron a la calle, hicieron mediciones y elaboraron un plano para presentar en el Concello como solución.

Los vecinos defienden que una mejora del tráfico, evitando el colapso en horas lectivas, pasa por abrir una nueva salida, a la calle Redondela o a la Avenida de Castelao. De esta forma, también ampliarían la cobertura de los servicios de emergencia, al atender de igual manera a todos los portales, y, a su vez, plantean un aumento de plazas de aparcamiento.

Propuesta de los vecinos de Coia al Concello de Vigo Treintayseis

Esta propuesta, que surge de la desesperación vecinal tras múltiples quejas registradas no atendidas, no obtuvo la respuesta que los vecinos de este barrio trabajador esperaban. Gloria y María explican que el Concello les indicó que debían ese plano no era suficiente y debían presentar un proyecto “más elaborado”. “No vamos a pagar con nuestro bolsillo algo que tienen que hacer ellos”, aseveran. Treintayseis se puso en contacto con el Concello el miércoles 23 de abril y no ha recibido respuesta por el momento sobre si tiene planteado alguna actuación en la zona.

En esta línea, ambas vecinas recuerdan que son ciudadanos de a pie, que se sienten desprotegidos, ya que no tienen “ni idea de cómo tratar con la administración”. Este desconocimiento les ha llevado a pedir ayuda a la Federación de Asociacións Veciñais de Vigo Eduardo Chao para que les guíe en este proceso. “No queremos afear el buen trabajo de nadie. Queremos ser partícipes de ese trabajo. Creemos en su proyecto”, recalca Gloria en referencia al Gobierno municipal.